Anoche vi un dragón,
A media calle, acechaba,
Lanzaba fuego por la boca,
La gente inquieta esperaba;
El dragón está hambriento,
Aunque delgado aun tiene aliento
Entre guerreros de metal su vida juega,
Entre la soledad y la tragedia pena,
Solo desde que nació,
Dentro del bosque de piedra,
Su vida pasa, su fuego escapa;
El dragón triste está, tiene hambre,
Subsiste de la caridad, de esos monstruos de metal,
Que toreando a su lado pasan sin frenar,
Su loca carrera, sin mirar, sin observar,
Que el dragón tiene hambre, que el dragón muerto está,
Exceso de fuego en su sangre, demasiado vacío,
En sus bolsillos, en sus sueños,
Siendo de las calles único dueño;
Anoche vi un dragón, anoche soñé que él volaba,
A una tierra mejor a su tierra soñada,
En donde no abunde el desamor, no haya tristeza no haya dolor,
En donde lugar de hambre exista la bendición;
Mi dragón duerme tranquilo,
En busca de un peso peregrino,
Que duerma en la calle, en el malecón,
Que alivie la pena, el dolor,
Anoche ví a un dragón,
Lo vi que volaba, lo que reía y soñaba,
Que había nacido rico, que nada le faltaba.
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