Como en un cuento de una mañana de Lunes pero en tarde de Domingo, he chocado contra un autobús. De tanto pensar en ti o en vos o como gustes. Di que el mal ha sido menor y lo único aparatoso ha sido la bronca del conductor (chofer que dirían en Canarias), de resto nada grave. Como espero que este incidente no forme parte de ninguna trilogía y siendo que además veo complicado no seguir pensando en vos, tendré que formalizar algún tipo de seguro multi-riesgo en el cual si por alguna bendita razón me vuelvo a salir de la ciudad, a chocar con otro vehículo o aparezco intentando aparcar el coche en la plaza de garaje de otro, se me practique inmediatamente algún tipo de exorcismo o de zombificación (con el polvo de un veneno extraído de un pez-globo, se sopla sobre el rostro del sujeto que inmediatamente entrará en un estado de catarsis. Se aconseja enterrarlo vivo posteriormente bajo tierra o en una charca de barro) para evitar que el fenómeno aislado se convierta en un hábito frecuente. Ahora bien, cuánto mejor no hubiera sido que en vez de un autobús, hubiera sido una guagua amarilla de las que salen del Hoyo en Las Palmas y en vez de llevarme bronca del chofer, le hubiera dicho que fue de tanto pensar en ti , en vos o como gustes , nos convidaríamos a unas cervezas y a una ración de pata con mojo y brindaríamos por las mujeres, por todas, por las de los otros también, pero sobre todo por las que nos quitan el sueño y nos desvelan, "mi niño, así es la cosa", y yo le diría que sí , que tiene razón jefe, que si hace otra Tropical y un poco de queso majorero y ya nos vendrían a buscar cuando nos echaran en falta. Como cuando te echo en falta a ti , a vos o como gustes.
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