No hay más remedio, ser que ama lo intangible.
Mi alma late en cada instante y papita en tu nombre. Te quiero.
Pero hay verdad impedecedera que padece. Marcada en el pecho sangrado por esencia de mujer.
Y mi sangre fluye enardecida mientras mis ojos contemplan tu existencia, y mi esencia derrocha la sed inmortal.
No hay final.
Mi vida se entrelaza con tu ser en cada encuentro.
No hay pérdida.
Me quedaré a tu lado, mientras viva y podré morir también por tí, si es necesario.
No hay ficción.
Todos los pasos dasos han sido reales y concientemente aprendí a querer por tí la lucidez de lo real.
No hay tristeza. Ni vacío.
Amo tu presencia y soy feliz.
Y entonces, nos ofrecemos futuro, camino, vida, amor, promesas, paz, oportunidad, amistad, espacios, destino.
No volverá la angustia que desata el ocaso del alma.
No quiero traicionar lo que mi memoria guarda.
En cofre de oro reposa lo que dulcemente hemos sembrado.
Te regalé por eso, nuestra planta.
Aquella que con tiempo y vida, podremos regar.
Aquella que florece, en nuestra alma y sonrientes, podremos avanzar.
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