Hoy decidí remontarme al pasado y observar desde fuera, desde lo alto, que ha sido de estos años vividos. Imágenes pasan frente a mis ojos, una bellas otras no tanto; y las que no lo son tanto me llevan a reflexionar en aquellas cosas que me molestan y tratar de cambiarlas.
Una educación estructurada y rígida me llevó a ser una mujer tímida y temerosa del entorno. Una familia de profesionales me llevó a ser una mujer profesional. Una educación científica me llevó a ser una mujer extremadamente racional, lógica y observadora. De todo lo vivido rescato todo aquello que me permitió renacer.
Y, ¿qué es el renacer para mí? Es descubrir que no todo es blanco o negro, que la vida está llena de matices y que al final de la colina está el arco iris de mis sueños, que esos sueños se deben realizar en esta vida, en el aquí y en el ahora; que al lograr esos sueños yo podré estar en paz conmigo y por ende con el mundo circundante; que no necesito encontrar las respuestas a todos los acontecimientos, si no surgen ya lo harán. Me he dado cuenta que vine a este mundo a ayudar al otro, pero no como lo he hecho hasta ahora, desde una profesión tradicional, sino a través de mi intuición, de mi sensibilidad, desde mi corazón no de mi racionalidad. He percibido que un abrazo contenedor es mas valioso que un texto de estudios, una sonrisa brilla mas que una fórmula y una mirada afectuosa directa a los ojos del otro nos lleva al lenguaje del alma.
Llegó el momento del renacer, darle espacio a los desafíos que me llevarán al arco iris, y de esta forma remontarme al futuro, construyendo una nueva vida sin apuros, sin estrés, sin horarios marcadores, sólo fluyendo, en éste nuevo espacio de apertura a las emociones dejando un poco en el olvido la racionalidad e invitando a los seres de luz que están ansiosos por darnos su compañía, a que iluminen mi andar.
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