Sentir su latido morir cerca de mi, instar a los instintos a rezar sin piedad sintiendo el cauce de un rio que se va a desbordar. La voz de la conciencia como una mar lenta, buscando ese refugio que refugia la pasión en la resaca sin salida lasciva y prohibida. Exiliado de la fe que tenía hacia la humanidad, si el mundo se destroza mejor, para poderlo remodelar.
Texto agregado el 14-11-2004, y leído por 122 visitantes. (1 voto)