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Espíritu y Tabaco


Siento . siento el Tabaco y su humo que me envuelve

Soy mente pura… Veo una vitrina de ropa, los maniquíes parecen seguir mi mirada con sus vacíos ojos de cristal, soy mujer… tengo 24 años y llevo los pechos llenos de leche, tengo un hijo de tres meses que me espera en casa, sospecho de mi esposo y voy a su oficina a comprobar con quién está, él sabe que en estos momentos no podría jamás venir a verle, pero sus actitudes me enferman, creo que tiene algo… Siento odio y miedo. Dejo atrás la vitrina, vuelvo a mirar los maniquíes ya pequeños por la distancia…

Ahora soy un niño, voy de la mano de mi madre, estoy feliz, saboreando un helado, tengo 8 años voy en segundo año c, quiero aprender a patinar… allí esta la vitrina. El sol esta alto, no parece ser muy tarde. He llorado mucho para lograr este paseo. Mi padre no me dio permiso, pero mi madre vino a buscarme igual… siento mucho amor por ella… es muy puro y al mismo tiempo doloroso, porque…

Tengo 72 años, soy un hombre que ha vivido mucho, pero que estoy lleno de deseos de vivir… no pienso en la muerte, pero a cada momento la hago presente. Siento esa contradicción de estar satisfecho de mi vida, pero al mismo tiempo que no he logrado hacer ni el diez por ciento que siempre he querido realmente. Es marzo, hace calor, pero voy muy abrigado.

Siento la mirada del maniquí de la vitrina en mis ojos, mañana cumplo los 18 y será para mí una gran ilusión, soy mujer, alta, tengo lo que dicen un cuerpo de diosa, soy blanca y quise ser modelo, pero amo a mi padre, él desea que llegue a ser médico. Ahora vengo de un instituto donde me preparo para la prueba de fin de año, para entrar a la universidad. Siento este cuerpo lleno de vida, desde el vientre le sube una ansiedad por fertilizarse, pero sus pensamientos están tristes… me siento extraño.

Aroma a tabaco, veo el humo.

Soy un anciano, veo hacia la vitrina, miro detenidamente los maniquíes, sobre todo ese que simula ser una mujer joven… Recuerdo mis encuentros amorosos de cuando era un adolescente, los recuerdos me envuelven en una maraña de imágenes de sexo, cuerpos desnudos trenzados de pasión… ¡oh! Siento un gran dolor en el pecho ¡Eh! …No soy yo, no soy yo este hombre, ¿Qué me pasa?.

Estoy vacío, no hay tabaco, ni perfume

No soy nadie, o soy algo, pero no siento que sea alguien. Sé que estoy pensando, pero veo una calle, gente pasando frente a este gran vidrio que tengo al frente… ¡al frente!.. ¡aquí! Esta es una vitrina y yo… yo soy… ¿qué, o quién soy?. Parezco un maniquí. Veo algo de los brazos y esta ropa nueva, pero no siento lo que esas personas de allá afuera…
…¿Cómo sé lo que sienten? Pero yo soy esas personas… ¿Porqué no recuerdo algo?.

Perfume de tabaco, humo

Este aroma que me envuelve, es lo que me enloquece, se enciende mi existencia y estoy aquí.

Estoy mirando la vitrina, estoy en un hombre joven, vendedor de calzado, mira con ansiedad ese traje que lleva el maniquí. Siento las ganas de vestirlo… veo que bailo en el casamiento de mi hermana y mi esposa me celebra y se siente orgullosa de mí… camino hacia la plaza, pienso en el trabajo del día que me espera y se alegra, se alegra intensamente…

Miro hacia arriba de la vitrina, un cartel inmenso, azul, con la imagen del mar y su oleaje. Me trae recuerdos de las vacaciones pasadas. ¡Qué emoción tan profunda!. Este es un hombre de 42 años, desea con tanta fuerza ir al mar, estar en la playa, que apenas puedo contenerme en él. Este ser es muy poderoso, sus sentidos se concentran completamente en todos sus recuerdos de las playas, arenas, olas, brisa y calor de su último verano.
…Yo no soy este hombre, pero estoy aquí frente a la vitrina y puedo saber toda la vida de él, mirar por sus ojos y tener sus sentimientos ¿qué soy yo? Este sujeto comienza a caminar, se aleja de a poco y vuelvo a los ojos de cristal de este maniquí…

no sé que ha pasado, todo es oscuridad, no sé dónde he estado, ni de donde vengo… ¡No! No …Sí, si sé, no lo recuerdo, siempre lo he sabido. Algo habrá ocurrido que lo olvidé. Pero ahora estoy claro en todo.
Somos vida, vida no biológica, reposamos en cristales y , como los virus, tomamos por instantes los cuerpos de otros seres vivos, nos alimentamos de la experiencia que ellos pueden adquirir por sus cinco sentidos, de los humanos aprendimos el idioma, sus emociones nos hacen grande. Debemos volver al cristal, porque sino lo hacemos desaparecemos y nuestro cuerpo anfitrión, recupera su conciencia…
Me activa la química esencial del humo del tabaco, alojo en el cristal que hace de ojos de este maniquí…

Ha vuelto la luz, el humo del tabaco también

Quiero estar en el mar, sentir el agua fría, dejar que él alimente mi espíritu. ¡Deseo, deseo! Ese hombre lo sintió es lo más fuerte que he sentido. …Debo ir al mar…

Esta es una mujer mayor, cree tener tantas enfermedades, que me canso, sólo están en su mente, quiere estar triste… ¡Uf!

Esta otra mujer quiere hoy hacer algo especial, es joven y se siente linda, sabe que tiene un cuerpo sensual y exuberante, le gusta vestir provocativa. Siento que los hombres me miran… nunca había sentido esta emoción.
Ya miro la vitrina, soy la mujer, la mujer que viste provocativa, ella duerme y yo me voy al mar.
No, no puedo, debo dejarla… no sé cómo ir, ni dónde queda…
Déjate llevar Valeria, déjate llevar… Quieres ir al mar.
…Quieres ir al mar, es la locura que querías hacer.
¡Bien! Lo logré vamos en un bus en dirección a la costa… Es todo tan hermoso; este mundo es tan distinto al mío.

Llegamos, ya se puede ver el mar azul allá a lo lejos…
Caminamos ahora hacia la playa… Es media tarde, el sol esta en lo alto, la suave brisa mueve mi cabellera, la que cuido tanto. Me saco los zapatos, corro por la arena… ¡Es maravilloso! No hay gente, me paro a mirar el horizonte, quiero probar el agua, el oleaje es suave, me quito el vestido, el sostén y los calzones, quedo completamente desnuda y la sensación es tan maravillosa, todo mi cuerpo se eriza de placer, al caminar siento el peso de mis pechos endurecidos por el frío… entro al agua y las olas me envuelven suavemente, palpitando en mi piel… escucho gritos y ya no me queda casi nada…
Estoy ya en el aire y abajo veo el cuerpo desnudo, sobre la arena, que comienza a recobrarse y alguien corre hacia allá… y de mí no queda nada más …ya nada más.

FIN



Texto agregado el 13-11-2004, y leído por 241 visitantes. (0 votos)


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