Del Amor Carnal y otras Delicias
La mujer que al amor no se asoma
No merece llamarse mujer
Es cual flor que no esparce su aroma
Como un leño que no sabe arder
Paúl Misraki / Pondal Ríos / Olivar
Berta no quería entender que el beso es solo un aperitivo y nunca una comida completa, de cada una de nuestras citas yo volvía a mi casa con dolor en los genitales… ella era una típica mujer limeña mazamorrera, con cintura de avispa, labios carnosos y la cadera también… con el monte de Venus prominente que se percibía a través de la ropa como una colina pidiendo ser conquistada, el pelo tirando a sacalagua, negro y largo… pero enroscado en un millón de rulitos que denotaba la ascendencia mandinga que hacia que tuviera una repisa digna de mejor suerte, claro que como nadie es perfecta tenia el busto pequeño pero turgente, no recuerdo muy bien su cara… talvez por que ahora no tiene importancia.
Después de estar por un par de horas tratando de romper su resistencia al sublime ejercicio… más viejo que el mundo --- ¿Se imaginan lo que hubiera pasado si Eva no abre las piernas? --- regresaba a mi casa que no podía ni caminar, realmente Berta me tenía el izquierdo hinchado y el otro por reventar.
La había conocido en Octubre del 1958… el dieciocho en la Avenida Tacna, todo lucia morado, si nunca lo has visto no podrás creerlo, que en una ciudad de escasos tres millones de habitantes se pueda juntar un mar de gente que cubría sus buenas cinco o seis cuadras de la Avenida Tacna --- que es casi tan ancha como la Avenida de Mayo en Buenos Aires --- y calles adyacentes, este mar morado se movía lentamente a la vos de:
- ¡Avancen hermanos!
Y los cientos de miles de creyentes… entre ello yo, nos desplazábamos a la cadencia que el Anda del Señor de Pachacamilla cargada por la 14a Cuadrilla de los Portadores del Palio, precedida por el grupo de Sahumadoras y Cantoras de 1962, con sus miles de milagros de oro circundando la imagen de Nuestro Señor Crucificado que dice la tradición fuera pintado por un esclavo en tiempos de la Colonia y que fuera respetado por el terremoto del 20 de Octubre de 1687 y venerada por Republicanos y Realistas, que se desplazaba lentamente, parando en casa esquina,… a pesar de lo sacro del momento, no faltaban pillos dispuestos a ejercitar sus dedos y “emprestar” de manera definitiva tu cartera, tampoco faltaban malandrines que aprovechando del gentío tocaban las partes intimas de las huachafitas que si no les gustaba escandalizadas exclamaban:
- ¡No paleteen… respeten al Nazareno pues! No definitivamente, yo no era uno de ellos.
Terminadas mis oraciones --- lo crean o no yo también oraba --- me aleje del gentío para comprar en las típicas carretillas que perseguían la Procesión, Anticuchos y Picarones, mas el consabido Turrón de Doña Pepa con su horasca de manteca y sus confites de menta, una verdadera delicia que solo se fabrica en Octubre… Allí estaba ella comiendo chinchulines y mostrando sus atributos mal disimulados por el hábito morado… me miro agresiva, la mire impresionado por lo que se adivinaba.
- Pan con sanguche Ofreció el carretillero mostrando el pan con un bistec delgado como un papel.
- ¿Hermana? Tonta pregunta a quien llevaba el habito y el cordón.
- ¡No!... Prima Digna respuesta a la estupida pregunta.
-¿Prima?... Con cara de estupido.
- Si, prima de Ester, que vive en tu misma cuadra… 10 de General Garzón.
- ¿Nunca me has visto?
- No se como pude ser tan ciego, de no darme cuenta de alguien como tu.
Medio avergonzado, di una excusa y me retire para tomando el Ómnibus Cocharcas-Jesús Maria irme a mi casa con el rabo entre las piernas.
El siguiente Sábado, ella vino al barrio a visitar a su prima… yo estaba trabajando en El Jockey Club y no la vi; me dejo saludos… regreso el Domingo, yo trabajaba todo el fin de semana, me volvió a dejar saludos… sin la menor duda quería algo.
El Martes, yo estaba comprando cigarros en el chino de la esquina y ella entro toda agitada a pretender comprar, al poquito rato entro Ester y en las presentaciones ella resulto llamarse Berta, parece que yo la había flechado… esa noche le confesé mi amor fingido, con palabras bellas, estupidas y huecas que uno siempre dice y ellas siempre creen aún sabiendo que son mentiras.
Ella acepto mis requiebros y empezó mi martirio de cada noche, que casi acaba con una horquitis galopante o convirtiéndome en eunuco… afortunadamente a las cuatro semanas comprendí que Berta iría virgen al matrimonio y que yo no había nacido para una sola mujer.
- Berta es mejor que terminemos esta relación, que no conduce ha nada. Le dije llenándome de valor --- nunca me gusto terminar, siempre fue mas fácil comenzar.
- ¿Por qué lo dices? Me pregunto en respuesta.
- Porque para ti el amor son solo besos y para mi es carne… es sexo. Le dije.
- Si tu quieres te puedo dar la prueba de mi amor. Me dijo llorando.
Tentado estuve de comerme el pescadito y reventar ese bocado de Cardenal, pero más pudieron mis convicciones… y me perdí el banquete.
- No quiero terminar con tu inocencia, no me lo perdonarías nunca… ni yo tampoco.
Discutimos un ratito, Berta se fue a la casa de su prima y yo para la mía… casi inmediatamente el hermano menor de Ester vino a decirme que Berta se había desmayado en la casa, con el cruce la calle para ir a la Botica de la esquina con Santa Cruz, frente al “Bar y Billares El Tropical”… compre Agua de Azar y se la envié recomendando tomarla como remedio al nerviosismo, Berta nunca mas me hablo y creo que tampoco nunca mas la vi.
Se que una vez mas me porte como el hijo de Puta que siempre fui, pero por el otro lado al pretender ser un caballero… tal vez me perdí un gran polvo.
|