Confundes términos
cuando te sientas a la mesa
a comer por subsistencia.

Confundes las reglas de juego
que tu mismo marcas y adaptas
a tus conocimientos limitados
con absurdas patrañas.

Un espacio lleno de denso aire
en una habitación de literatos
conversando acerca de todo
aquello lo que no conocen
y poniendo límites
y cotas
y modelos
y clichés
a la belleza absoluta.
Aquella que ellos no ven
ni la verán
porque la belleza
nunca está entre muros.

Aquellos
que para buscar la unidad
recurren a la disección
y a la disgregación
entre humo de pipa
y cristales empañados.

La belleza
ni se crea ni se descubre
existe
y la belleza
es imperecedera
al igual que la fealdad.

Y el hombre
fuma su cigarro
consume sus horas
reza
lee
y trata de pensar y no pensar.

Pero todo queda ahí
de esta u otra forma
y no podemos hacer nada.

Disfrútenlo si pueden.