Desesperanza, angustia, sudoración temblorosa...todo eso me recorre.Camino sin cesar de un rincón al otro, el alrededor se encuentra estático, inerte. Escucho el ruido de la lluvia que cae copiosamente. Me acuerdo que me encantaba caminar por las calles bajo la lluvia, sentirla golpeándome la cabeza. Trato de hacer memoria pero ya no recuerdo lo que sentía, fué hace tanto!! Ahora la miro por la ventana y veo a la gente que corre de un lado al otro para protegerse. Yo también pensé en protegerme y aquí estoy.
Decidida a vencer, me acerco a la puerta, el otro lado se encuentra el mundo, aquí está el mío, el que yo me armé.
Simplemente tengo que tomar el picaporte, girarlo y voy a formar parte del resto.
Es increible. Una simple acción y para mi es una lucha. Lo intento una y otra vez, dudo, respiro profundo, es hora de enfrentarme y no de evadirme, tengo miedo pero sin más lo hago. Voy a abrir esa maldita puerta; me quedan dos pasos. El pecho es un sube y baja enloquecido, aprieto los puños, un empujón más y la libertad. Lo doy, estoy fuera. Siento la boca un desierto, las piernas son sogas que no sostiene el peso de mi cuerpo, pero no doy marcha atrás, no puedo , no debo, el abrazo de mi hija me da fuerzas para contiuar. |