Heme aquí con las manos acalambradas, llenas de articulaciones rotas; he aquí un silencio en medio de fusas y corcheas, sin sentidos vivos, recitando versos de dolor temprano.
Como si no bastase verme extinto, verme famélico y esperando la mañana; he aquí sus lágrimas derretidas, sus suspiros esquivos, porque detrás de estas líneas...
Como si yo no fuera uno de aquellos. Los que seis horas al teléfono y angustia en los labios, los mismos que se entregaron con sus pechos abiertos:
Tal como hizo él cuando vomitó encima de nosotros.
Tal como vimos a esas señoras cantando en el Plaza Oeste, con bolsas llenas de colores, llenas de pelos en la cara; señoras hediondas a continuo-espacio.
Y así me restriegan en el rostro, el rostro mío, todas esas armaduras...
He aquí a Cristo, He aquí a tu Cristo, redimido y salvado, carcomido por las espinas, sangrante el Cristo, helo aquí, orando en la Ahumada, repleto el centro de niñitos.
Estás rodeada de niñitos de afeminado andar y guatones consumiendo cosas en Macdonald’s, babeando a Cristo redimido y salvado, estás construida a base de agendas y calendarios desfasados.
Y por supuesto que sé que caemos, pero no por eso paramos de reír, caemos en la humanidad faltos de sorpresa. Al igual que los cuadros de Warhol, esos que contemplábamos mientras ponías los discos.
Entonces no necesitaba explotar para afirmar este lápiz.
Amigo, el destino no es igual pero hay desplazamiento.
Los mismos que susurrábamos en las vitrinas de Providencia, exhaustos, redimidos y salvados.
Estamos llenos de gracia.
Estamos llenos de ambigüedad.
Estamos llenos de normas.
Estamos llenos de certeza.
Llenos.
Llenos de poesía en botellones de litro ½.
Estamos llenos de esa agonía que otros no guardaron.
Estamos repletos de ganas y deseos.
Repletos.
Repletos y llenos.
Estamos repletos y llenos de deleites fotografiados en New York, con aforismos de modelos y filósofos repletos y llenos de Armanis.
Repletos de gónadas repletas y llenas de semen de otros, llenos de sustancia, llenos y llenos.
Estamos con los brazos en alto y desarmados, con la furia de los padres de lo repleto y lo lleno.
Llenos de mentiras 24 horas en televisión, exiliados de la aldea mundo, con las velas apagadas y consumidas.
Estamos, estamos, estamos...
Estamos repletos, llenos, asfixiados de gritos gelatinosos.
Llenos y repletos y asfixiados y consumidos y apagados y exiliados y desarmados y deleitados.
¡¡ Pero fui yo el que tomó el último arrebol y escupió!!
Y dicen que no soy de ellos, que no soy más que un Cristo meneándose en la mitad de gente insoportablemente conocida.
¡¡ Hemos sido los que observamos la depresión de todas las madres, golpeando a sus hijos con la venia del padre santo!!
Sí, eso es lo que nos contamina; yo sufrí la condescendencia de una prole de bastardos.
Soy un asco revolcándose en los trenes de Metro Línea 1, tal como lo escribió mi hermano en la BRILLANTEZ del humo.
Soy un lleno de mentiras con los repletos de pantallas de cristal líquido y 30 años en un poema.
He aquí tu Cristo redimido y salvado soportando astillas, he aquí tu cuerpo astillado y por qué me has abandonado, padre. Sangrando al redentor por los poros de panfletos electorales, llamando a JesúsCristo padre y cortando gónadas virginales.
Virginidad gran despreciada. Estuche de odas y metáforas con marihuana hasta en el culo. Pastillas de chocolate repartidas sin control, he aquí tu Cristo redimido y salvado escupido y vapuleado por los soldados enfermos, aquellos que el poeta colegiado mandó a morir en la jungla del barrio de la bolsa.
A morir en corteza de millones socavados por la gran Metrópoli.
A morir en la ciudad madre y morir con las pestañas quemadas y buscando al Tiempo.
A morir sin más razones que la muerte.
A morir porque había que morir, a morir en anales olvidados de Biblioteca Nacional Cerro Santa Lucía.
He aquí tu Cristo declamando contra líneas sobre blanco octogenario.
Nosotros éramos aquellos que masajeábamos a las montañas sin preocuparnos, sin dilemas.
Éramos los que se paraban en la Plaza Italia sin nada que festejar, ¡¡ lo éramos, redimidos y salvados!! Bajábamos hasta Miraflores fingiendo placer y alegre contento.
Heme aquí junto con reyes y gladiadores de matutinos en el 11. Heme aquí descargando, vomitando, poetizando la vida monótona e inexperta. Estoy aquí bebiendo nuestras utopías deformadas y jerarquizadas; blasfemando contra los grandes libros y yo quiero ser un grande libro.
Gramática anquilosa y 3.600 millones de minutos frente al espejo, como lo decía el payaso cuando no estorbaba demasiado.
He aquí a tu Cristo redimido y salvado escrito con ardor y petulancia, helo aquí como una señal imperiosa, llamando a todos por su nombre.
Heme aquí y helo aquí juntos, fornicando en el cuerpo de Virgen Santísima llena eres de gracia, juntos redimidos y salvados, sudando bajo el calor de una Alameda repleta y llena, juntos yo y Cristo idealizando al padre que duerme en el cielo. Juntos escribiendo y poetizando con dolor, con articulaciones rotas y desenfreno. Bastándonos unos a los otros, unidos en contra de las artes y vitrinas librescas en San Diego. Nosotros dos rezando salvación, con los dedos chuecos y la cara destrozada, juntos y salvos. Henos aquí sin justificación, sin nada. Henos aquí repitiendo actos que algún día serán de otros. Cristo, tu Cristo redimido y salvado, todos los días en esta nuestra Galilea, aspirando a que te apiades y claves tu mirada en otro lugar.
He aquí a Cristo rey de nadie muriendo bajo el mediodía santiaguino.