Bueno mama, aca estoy una vez mas diciendote que no vale la pena, diciendote que no puedes decidir sobre tu destino, diciendote que los calmantes en demasia no calman tu dolor sino agravan el mio. No siento la libertad de disfrutar de mis horas en el colegio, ni las reuniones con mis amigos porque temo encontrarte colgada en el baño o intoxicada en la cama con esos sedantes. Cada vez que entro a casa siento ese frio en la espalda, el mismo que me hiciste sentir cuando me explicaste de donde venian los niños hace ya bastantes años. Nunca me dijiste a donde van los niños. Me gustaria saberlo ahora que voy a darte una razon para que te vayas. No quiero estar pendiente de vos toda mi vida.
Esta es mi carta para ti, como la que me dejaste ese dia nublado sobre la mesa junto al frasco de pastillas. Pero hoy, hay un sol enorme.


(Parte 1)Carta a una madre suicida
(Parte 2)Carta a un hijo suicida