Se caerca, es la vida inoperante
en el minuto sin sombra,
en el minuto exacto en q no hay nada de sombra.
Se asoma luz por mi ventana, una luz,
y un rayo desesperación,
un gran minuto sordo se levanta, en un minuto sordo, todo cambia;
en un minuto sordo, ¡ya no hay calma...!
En un minuto sordo, el tifón del cielo se cuestiona
el sol se apaga y muere la balanza,
suena mi súplica y se hace la palabra,
en el techo de un fulgor transparente.
En un minuto sordo caen piedras.
En un minuto sordo, llueve afuera.
Sobremojado queda el abismo incopetente.
En un minuto sordo suena el aire,
en un minuto sordo, la muerte descargó mi alma herida de los pesos.
En un minuto sordo, el sacerdote proclamó su sacrificio. En un minuto sordo, un pedestal de aire es la vida.
En la hora sin sombra se une el cielo,
con huevos junto al aire y la blancura,
en un minuto sordo, el bosuqe apeló a su libertad.
En el minuto sordo, cojeando viene el manco de la mente, y en un minuto sordo, en sesenta segundos que no oyen -están sordos-,
el río conversa con la cama.
En un mismo instante minutero,
en el fraude de un poco noble compañero
un fusta negra de ignorancia.
En el minuto sordo, sangra el brazo y el protactinio muere.
Se cumplen los segundos, un minuto. El tiempo expira.
Es él, cronómetro de furia que termina,
en el tiempo negro, son sesenta,
suenen o no digan ya está sordo.
Es el mundo vil que no nos oye.
Es él, el minuto de vida irreal.
El Coronel. -noten el cambio, ojalá progreso, este poema tiene como 3 años...- opinen si toi mejor... o peor... |