El sol los pasos me desvía; entorpecido por el platicar de tu mirada, mís gestos confundias. Me distes tus suaves manos, mostrándome el final de nuestro camino, rodeado por senderos de juventud y amor. Sigo el fin de mí estado, moribundo por las flechas del amor, que tú, mí princesa me has mandado.
Texto agregado el 12-11-2004, y leído por 170 visitantes. (3 votos)