Vida, tengo displasia a la cadera y un ojo más chico que el otro; uno mira hacia afuera y el otro para mis adentros. Tengo una nariz de olores muertos y dos orejas como azucarera. Llevo un par de zapatillas nike, uso jeans y visto polera. ¿te lleno el vaso?. Por la acera del frente con terno y corbata camina el otro (el que no cojea), con sus ojos malos y unas colleras. Siempre me mira fijo del otro lado, le tiene lástima a los cojos; dice que conoce mis pecados, también dice que sabe de mis tripas, que las ha visto sobre el brasero, quemarse parejitas. Es el mismo que me lleva colgado del parabrisas como un adorno de arpillera, como si no existiera yo, ¿te sirvo otro?. Vida otra vez, que este sí que soy yo; mírame: el impaciente, el atrevido, el complaciente, el adormecido, en las aguas malas y en la quebrada de la roca, erguido de pie (uno más corto que el otro) con los brazos extendidos (uno más largo que el otro), en un borde, siempre en un borde y con muletas (a veces con cuchepa), ¿que 'el querís' murió hace rato?. Tápame mi viditai los ojos, que a ese otro no lo quiero ver, al que se las da de suficiente, que sigue la corriente como un hipnotizado, que se lava los dientes para el mal aliento, que se llena de tormentos cuando firma el finiquito, que asimismo se miente, que no conoce de infinitos, que no cojea ¡está heladita esta cerveza!. Mírame, éste soy yo, éste soy yo, mírame; no me dejes de mirar, de mirar no me dejes; que aquí mismo seguiré tratando de entender a este otro tonto, como si fuera menester, tenerle pegados los ojos, para que no vaya a caer (porque no cojea), todo el tiempo lo voy a mirar (porque como yo no cojea), ¡salud comadre!. Ya, no me diga nada mejor, que ya me curé y dicen que los niños y los curaos no mienten; no me vaya yo mismo caer y termine muerto en el pavimento. Mejor dígale a este otro chesumare que se entre ligerito, que no tome mucho más, que mañana no es domingo, mire que me quiero puro ir a acostar y él tiene que despertarse temprano a trabajar como buen ciudadano, como un demente que lee el diario y que camina por caminar (sin cojear).