…Hay que tener cuidado.
En estos tiempos hay que mirar en todas direcciones, desconfiar, la tónica de estos tiempos es ser huraño.
La Calle misma es un lugar inseguro, todos buscan terminar luego con lo que están haciendo, para poder desaparecer, y volver al hogar o Por lo menos no estar ahí.
Temen.
Y no es cosa de unos u otros, TODOS Tememos, allá afuera cualquier cosa te puede pasar, cualquier cosa puede acabar contigo, nada cuesta y es muy fácil. El aire de odio que se respira es muy fuerte, ahoga, hace daño, y golpea fuerte en los grises rostros de la gente.
Y en invierno es peor, el frío y la lluvia parecen no limpiar nada, la gente siempre se protege, pareciera que no quieren limpiarse, temen esto y temen a la naturaleza, sienten en el fondo que le han hecho mucho daño y que esta en cualquier momento le puede devolver la mano en un acto de plena justicia.
Fíjate cuando andas en la calle, todos tienen una mirada extraña, hay mucha gente extraña, haciendo cosas extrañas; gesticulando, hablando solos, peleando con seres inexistentes, ahí están, la calle los ha vuelto locos e insensibles, fuera de sí, caminan incesantemente, queriendo terminar luego con lo que están haciendo.
Y desaparecer, ponerse a salvo.
Este es el ambiente en el que nos desenvolvemos, frío, gris e inhumano, nadie puede escapar, todos somos afectados.
Pero hay niños.
El observar a los niños en la calle es lo único que me alienta a seguir, ver sus limpias caras, sus ojos llenos de vida, contrasta fuertemente con nuestras miradas dementes, nuestro desgarbado aspecto, esos niños tratan de surgir entre nosotros, y por ende, debemos de dedicarle la poca vida que nos queda, ellos no pueden volver a vivir esto, no pueden temer de la calle como lo hacemos nosotros hoy, ni de su gente, no tienen porque vivir en un mundo de locos. Lo menos que podemos darles es una esperanza, no material por cierto, ¡Espiritual Señores!, y así fortalecer su alma, limpiarles el camino, guiarles por aquel rumbo que perdimos al crecer en este mundo de enfermos, PARA ESO ESTAMOS AQUÍ, quien no lo entienda es un egoísta.