Las horas pasan volando si estoy contigo,
escucho tu respiración cerca de mí,
tan cerca como el palpitar de mi corazón dolorido,
inevitablemente me he refugiado en ti.
Esas horas, son las horas santas,
el tiempo en el que mi cuerpo se adapta a ti,
cuando nuestras bocas se hacen una
y tu alma es entregada a mi.
El deseo se hace firme y revoltoso,
en las horas santas, cuando tu boca me toca,
el cuello se estira con el contacto,
sensaciones disparejas, me vuelvo loca...
Bajas a mi pecho, lo besas,
siguen las caricias como mariposas,
locas, revueltas, apasionadas,
la pelvis levanto, sensación dolorosa...
Son las horas santas, para mí, para ti,
en las que el fulgor de un sentimiento pasa,
nos atraganta la pasión, nos acelera,
el sentimiento puro esta ahí, avanza...
Son las horas santas, las noches sagradas,
porque no es lujuria lo que nos consume,
es amor puro de dos personas amadas,
hagamos que el sentimiento perdure...
Y al mismo tiempo, amado mío,
el amor que nos tenemos es pecado,
es algo loco, perdido, impío,
ya que la verdad, todo en exceso es malo...
Sin embargo, el deseo, la pasión, el amor,
si es eso lo que nos embriaga,
el infierno será mi gloria... corazón
la razón no existe, la razón se acaba...
En las horas santas de mi amor,
el pecado ya no importa, ya no vale,
son las horas santas, de pasión,
mis horas de alegría y desesperación.
Zulema Villena.
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