Todo se hunde, pero esta vez me mantendré a flote, aunque tenga q amarrarme de dientes a un piedra. Ni torpes lamentos, ni sollozos shakesperianos, ni tristezas de solución imposible. Volveré a por mi corona de malvado rey cabrón, q aunque escondida, jamás olvide el lugar donde la guardé. No quiero brazos amigos donde despejar mis ojos, ni paños de lágrimas para enjuagar mis penas… soltaré mi alma al aire para quien la necesite, q yo reniego de ella, q ahora viviré sin corazón y sin tormento. Y el torpe amor será tan solo una palabra proscrita, suciamente prohibida, solo hecha para desmenuzarla a golpes tras una borrachera desesperada.
El rey ahogado en su propio lamento renacerá fruto de una amputación interior, sin recuerdos melosos, desmarañándose de aquellos abrazos falsos, de enamorado de cuento, hechos sin concebir su fin. Ahora, ese recientemente vuelto a coronar, gritará al viento mas fuerte q nunca, recobrará sus atropellos descorazonados, sin sentir nada, unido al privilegio de unos pocos, el no amar, el no sentir, para así alcanzar a la más puta, a la mas siniestra sombra, sin sentir miedo, ni esperanza, solo la certeza de q en su mano está.
Y Si esta vez me miento, me mentiré obligándome a no ser consciente de mi propia mentira, lubricando mi mente para q todo se escurra, incluida mi conciencia. Arrastrare por el sumidero todos sus recuerdos, las mil fotos llenas de sus mil besos, no quedaran cartas de amor q releer, ni sonrisas eternas. Me arrancaré la nariz si es necesario para olvidar su olor.
El mayor absurdo de todos es q quizás esta sea la mayor carta de amor q jamás escribí, pq el amor desquebrajado por la mitad, la palabras que arden de odio por su mas puta Némesis, son la muestra más clara de que quizás nunca la llegaré a olvidar.
P.D: Hoy beberé hasta caer a suelo
|