La noche ruge ahí fuera,
y yo sigo aquí, solo,
con mis recuerdos.
Las paredes se quedaron
vacías hace tiempo.
Y es tan solo el eco
de una voz pérdida,
lo que perturba mi silencio.
Tan solo cajones cerrados,
quedan ya.
Tan solo suspiros
de humildes lamentos.
Un grito desesperado,
recorre mi garganta,
un grito intranquilo
que dormía en mi alma,
mi corazón solo emite,
ruidos muertos.
Me levanto asustado,
y todo sigue siendo silencio,
tan solo silencio.
Un sueño se siente a lo lejos,
perdido, ajeno a todo movimiento.
¿por qué te vas? le pregunto,
y yo solo me contesto:
es esta soledad que me come,
es este amargo tormento,
es la oscuridad fría y temerosa,
que acecha a mi cuerpo.
Desesperado grito al cielo,
un grito ahogado,
un grito muerto.
Un grito que se consume
es estas cuatro paredes,
es mi alma que huye
sin sentido,
es mi alma que huye
hasta donde habite el olvido.
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