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Lo había deseado por mucho tiempo. Estaba aburrido, cansado, necesitaba algo que me despertara, algo tan grande que no me permitiera recaer en la misma patética situación en la que me encontraba. Entonces vino a mi esa terrible idea. No mentiré, el simple hecho de pensarlo me producía una severa jaqueca, mareos e incluso indigestión. Sin embargo eran sólo pequeñeces que no impedirían que lograra mi objetivo.

Comencé a planear todo. Cada movimiento fue perfectamente calculado y la sola estructuración me provocaba reacciones intensas, una extraña mezcla de excitación y agonía.

Era hora de elegir a la víctima.

Conduje mi auto hacia mi antigua escuela, aún hoy me pregunto por qué opté por ese lugar, quizás algo tuvieron que ver los amargos recuerdos que tenía de mi época escolar. Salí del vehículo y me dirigí a la puerta. Recorrí los pasillos, conversé con algunas personas sin prestar ningún interés y entonces vislumbré el rostro perfecto, quedé paralizado ante su presencia. Sin dudarlo salí de la escuela enseguida y encendí un cigarrillo. Sería más difícil de lo que pensé.

Ahora la conciencia me traicionaba, fui obligado a discutir conmigo mismo y a convencerme de que tenía que actuar, fui obligado a dejar de lado la duda.

Regresé la mañana siguiente pero ya no entré, observé desde una distancia adecuada todos sus movimientos. La seguí por un par de días sin que se percatara de mi presencia. El tercer día continué con el desarrollo del plan original, ya conocía a la perfección los caminos que frecuentaba así que esperar era innecesario.

Me acerqué a ella sin que lo notara justo en el momento posterior en el que se despedía de la última de sus acompañantes para tomar una ruta diferente. Mi excitación era casi incontrolable, pude arruinar todo con un ligero descuido o al dejarme llevar por un impulso.

Sentí que el fuerte latido de mi corazón me delataría si no actuaba con rapidez, así que la tomé sin esperar más. Cubrí su boca y nariz con un pedazo de tela mojado en cloroformo y sin esfuerzo desfalleció. Mi auto estaba a unos cuantos metros, la subí al asiento trasero y huí de ahí sin mirar atrás. La primera parte había concluido.

Posiblemente se preguntarán si existía la posibilidad de que alguien me hubiese visto. Sí, era posible, el siguiente paso era deshacerme de cualquier evidencia. Primero llevé a mi presa al lugar asignado, un pequeño departamento de fácil acceso en las afueras de la ciudad. La amordacé, la drogué y luego me aseguré de que todo estuviera en orden. Ella aún no despertaba y era mi trabajo que continuara así, al menos por unas horas.

Siguiente nivel; el auto debía desaparecer. No hubo problema, todo había sido calculado y me jactaba de haber previsto cada movimiento con anterioridad. Para regresar utilicé una vieja motocicleta y algo de ropa que había ocultado en ese lugar. El hombre que momentos antes actuó en un presunto secuestro ahora yacía en el fondo de un río.

Libre de sospechas regresé al departamento donde la chica aún dormía. Eso me molestó bastante, debido a que tomé más tiempo del necesario para borrar mi rastro. Ella iba despertar ahora, la obligué a hacerlo recurriendo a ligeras técnicas de reanimación que aprendí de un libro de poco contenido cultural.

Su rostro lleno de temor me causó una excitación indescriptible, sus lagrimas y sus gritos apagados fueron el éxtasis. La diversión apenas comenzaba.

Conocía los riesgos y había comenzado a violar las mismas reglas que me impuse. Quise escuchar su voz, sus excusas, sus pretextos. Me prometió no gritar, realmente no importaba si lo hacía. Quité de su boca las ataduras que le impedían pronunciar palabras y dijo 'por qué'. Pude darle una larga explicación y no lo hice. Le contesté con una sádica sonrisa que aumentó su temor.

Lo que sucedió después es preferible no contarlo con exactitud.

Decirles paso a paso lo sucedido es lo que ellos hubieran deseado, por suerte no comparto su opinión. Decidí probar qué tanto dolor sería capaz de resistir sin desmayarse. Liberé mis instintos retraídos sobre su frágil cuerpo. Violación, sadismo, violencia, sangre... al cabo de un rato cerró los ojos y durmió por horas. Hice lo mismo.

Creyó estar en un largo sueño, una horrible pesadilla. Despertó y al verme frente a ella intentó gritar. Cubrí su boca y con un aire de amabilidad le pregunté lo que había soñado. Entre lagrimas y sollozos contestó 'estaba en casa'. Le advertí que jamás regresaría a su hogar.

Permaneció atrapada por cuatro días. Lo sé, me extendí en el periodo, mi plan era deshacerme de ella a la noche siguiente a su captura, no pude cumplir esa parte. No creí que me costara tanto terminar con su sufrimiento, tuve la sensación de que ese error me costaría caro. Ya nada importaba.

Tenía una motocicleta, un cadáver que debía desaparecer y un plan mal estructurado después de todo. De haberlo seguido al pié de la letra, el transporte del cuerpo y mi huída no hubiesen representado el riesgo que estaban por acarrearme. Pude irme de ahí sin dejar rastro, sin embargo, ahora la ciudad estaba alerta y en espera de cualquier error. Ya habían encontrado el auto y supuestamente a mi ahogado dentro de él, a menos que al examinar el cadáver descubrieran que no me pertenece. De ser así acababa de convertirme en el principal sospechoso.

Tenía dos opciones, o al menos sólo en dos pude pensar, la primera era huir, dejar el departamento tal y como estaba en este momento y arriesgarme a salir de la ciudad. La otra, aún más arriesgada o estúpida, consistía en continuar con lo establecido. Elegí lo segundo.

Esperé a que oscureciera un poco, saqué el cuerpo en una bolsa algo incómoda de cargar, primero pensé en quemarlo, pero el humo me delataría, cortarlo en pedazos? demasiado laborioso. Como pude logré subir la pesada bolsa a la motocicleta y acomodarme de tal forma que no perdiera el equilibrio durante el trayecto. A los pocos kilómetros el peso se inclinó hacia un lado y rodé por el pavimento, la llanta delantera quedó inservible.

Ahora estaba en medio de la nada sin nada en qué transportarme y con un cadáver en una bolsa que al parecer tendría que ir cargando. Sin vehículos a la vista me apresuré en apartarme de la carretera. Aún no comprendo cuál era mi obsesión por seguir cargando esa pesada bolsa. Cuando me alejé lo suficiente estaba totalmente desorientado, había perdido la noción del tiempo y sólo quería descansar.

Caí dormido en medio del bosque. Al amanecer comencé a buscar algo para cavar, al no encontrar nada útil el pánico me invadió. Había perdido el control total de lo sucedido. Comencé a correr sin dirección, y escuché a alguien o algo persiguiéndome, corrí más rápido y lo que sea que estaba detrás de mi corrió más, luego un grito, un fuerte sonido y me desplomé con brusquedad. Con mi último esfuerzo intenté levantarme y un líquido rojizo nublaba mi visión, un animal se aferraba y sacudía mi pierna derecha y después... no sé cuanto tiempo después, alguien me trasladaba hacia algún lugar, mis ojos estaban abiertos y observé a un par de uniformados arrastrándome. Era el final, mi destino se había trazado de forma incorrecta y mi perdición era inminente.

Tiempo después me convencieron de que había muerto, pero vamos, los muertos no cuentan historias.-

Texto agregado el 10-11-2004, y leído por 131 visitantes. (0 votos)


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