Abandonado, recluido, sin voz ni tiempo
Aplacado de emociones, descansa en el sementó
Cual es aquel silencio en que te escuche, en que te recibo, el sol come mis ojos que hinchados miran a el.
Hace ya largo rato que no ago este ejercicio, sentada en lo alto observando techos y estructuras, me construyo mil cuestionamientos,
Pienso en aquel sol que me sorprende con su belleza, que ahora me abandona descuidado y sospechoso.
-¿Cual es el costo de los sublimes momentos callejeros, que provoca tu risa, pocos segundos?-
los hermosos colores inundan el cielo y su atardecer, el silencio lo hace aun mas milagroso, los días domingo son ideales, incluso en santiago, del arrebol y los sueños.
La melancolía se apodera de mis ojos y de mis manos, no quiero dar tregua.
Llega la noche y con ella la lluvia….. Cuando el viento corre muy fuerte y la lluvia azota cada rincón de esta capital.
Te recuerdo con las calles sembradas de paraguas, floreciendo mejillas rojas de rostros tibios oliendo a humedad, como un desodorante con olor a tierra mojada, por toda mi ciudad.
Los patos están más escasos en la laguna y en todo Talcahuano hay olor a mar, las gaviotas están bien arriba, muy lejos de los techos, la lluvia no parara.
En una mesa, en Santiago lejos de ti, contemplando esta lluvia, creo imaginar como sigue tu cintura, se que estas encallado en un bar, como yo, caminaras y te mojaras la cara, llegaras al Bio-bio solo para mirarlo, sabiendo que una lluvia mas a ti te da igual, Concepción