No quise equivocarme,
como dioses caidos de altares,
como voces que vinieron desde lejos
trayendo aires de furia.
No quise errar,
como espinas clavandose en la carne,
los resproches de mis actos,
pensamientos y dichos,
entre diálogos inexistentes,
cosas para avergonzarse.
Cosas para odiar y olvidar,
para sentirse disminuida,
nimia y pequeña,
liviana y a la deriva.
Así, postergada y rendida,
con asco de mi misma,
ambigüa, ensombrecida y enceguecida,
camina , cuerpo mío,
camina y olvida,
derrota el peso sobre tu espalda,
camina erguida y olvida,
las cicatrices son sólo adornos
de las llagas internas.
Así, postergada y rendida,
camina. |