Sus ojos eran
Del color de la soledad
Como los trenes del sur, avanzando en su soliloquio
Su boca tenía la simpleza del mar
Tremebundo manto de profundas esperanzas
Con las palabras dormidas en su cornisa
Y los sentimientos bajo el llanto de los dioses
Solía caminar entre los árboles
Dimensionando vestidos a sus agrietados cuerpos
Bosquejando nichos a los que no veran el invierno
No tenía comienzo, ni aparentaba fin
Avanzaba por las calles, sigilosa como la madrugada
Rezaba a las aves por que la llevasen ahorcada es su vuelo
Burlando la muerte terrenal, esquivando los cementerios
Ausente como lo cierto
Aplaudía las olas en su colectivo suicidio
Alguna vez vio esa espuma en la rabia de los perros
Y se sintío vagabunda en la mirada ajena
Loca de vida, capturaba las siluetas
Con el vapor de su aliento
Y los botes de su boca, raudos lengua adentro
A refugiar peces del veneno yermo
Como el que nace en el cielo, como el sabor del consuelo
Luciérnaga fantasmagórica del fondo de la nada
Espacio vacuo de lugares místicos
Volcán desierto,
Capital del ser.
Texto agregado el 09-11-2004, y leído por 104
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
09-11-2004
buenisimo. me alegra que Yumbel tenga algo bueno! placebo
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