Mi caja fuerte, donde guardo lo más preciado, era negra, fría, a su alrededor sólo había densa niebla. Un lúgubre camino que repelía a los transeúntes. ¿Pero qué querían que hiciese?.
Mi tesoro abandonado en el olvido, atormentado por todo tipo de dolores. Ni siquiera sé si me arrepiento… ¿pero qué querían que hiciese?.
La única solución que encontré fue contratar a pintores, que pintaban las paredes de las habitaciones con una blanca desidia, líquida anestesia, fría despreocupación.
Y cuando ellos vagaban por mis páramos no estaba yo vivo, ni tampoco muerto, estaba inerte. Mis ojos por fin cerrados ante el dolor, mi ser poco a poco iba hundiéndose en un pozo de cálidas aguas. Yo me dejaba llevar por la corriente, me dirigía al fondo como un plomo.
Y se que cuando ellos vagaban, los muy astutos podían robar mi caja y desterrarme a la muerte, pero, mientras ellos estuvieran allí no importaba nada.
No sé cuantas atrocidades cometí para buscarlos, para que volvieran, para pagarles el sueldo. Porque lo que hice fue en un mundo que no era mío, yo ya vivía con y para ellos.
Aquella vez, el émbolo de la jeringa se disparó directo al corazón. No venían solos, alguien se había colado con ellos.
Tal vez no se nota al huésped cuando pintores a caballo corren por tus venas. Ni siquiera se cuanto tiempo hace desde que me acompaña. Sólo sé que se escondió en la oscuridad y poco a poco fue devorando a los guardianes del tesoro. Mientras los pintores seguían destruyendo mis cimientos con sus punzantes pinceles con puntas como pedazos de piedras. Y yo, mirando falsos colores…
Pero hoy si que nada importa, esta noche se la llevará y nadie denunciará el robo.
Ahora en mis últimos suspiros siento impotencia y rabia de no saber, no saber quien contrató al monstruo, quien lo dejo suelto, maldigo a la empresa de pinturas y maldigo al que la escondió en la clandestina oscuridad, pues si ciega para entrar, más ciega para salir.
Enfermo y adicto, tal vez me arrepienta de haber jugado así con mi vida, ¿pero qué querían que hiciese?.
Ya la robó el monstruo, me pregunto a donde se la lleva triunfante, a qué macabro jefe, qué querrá comprar con ella. ¿Y los pintores?, ¿a quién pintaran ahora? ¿Quién es el patrón que se lleva los beneficios?
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