Contraria Karin era una loca hipertensa y malversadora.
Demasiado Barlovento habia sido siempre un desmedido, lo cual muy a menudo le habia hecho caer en un exceso de celo en la tenencia, conservación, disfrute y ostentación de todo tipo de vicios.
Javieriño Furores, padre amantisimo y fiel esposo, había sufrido mucho la perdida de su difunta, y de vez en cuando sacaba a Jacinta, su muñeca hinchable, del armario, y concuspía con ella a oscuras, no sin antes haberla indumentado con el camisón de su difunta. Al final, siempre acababa con lagrimas en los ojos.
Cabe decir, que todos estaban muertos.
Muertos y enterrados.
Y ahora hacian cola a las puertas del cielo en espera de su sentencia.
Burocracia y eternidad.
Javieriño aun lleveba los pantalones bajados por los tobillos, y trataba de recordar una plegaria que le enseñaron los Salesianos en el colegio. Demasiado Barlovento intentaba acabar con un ataque de flato que padecia desde hacía algunos minutos. "Se supone que la muerte implica incorporeidad,-pensaba-asi que esto es ridiculo".
Pasaron varias horas, y aquella cola no avanzaba. Vino una china vendiendo flores:
-¡¡Flores!!, ¡¡flores para los muertos!!- gritaba, pero no vendió más que a Demasiado, que se comió docena y media de camelias, y diecinueve nomeolvides. Eso si, le cobró 700 euros.
Y la cola sin avanzar. Además, hacía allí un calor de cuidado. "Como estamos tan cerca del sol...", decia Contraria resignada. Aquello no habia quien lo resistiese.
Javieriño, que era el último de la fila, miró hacia atras y descubrió que desde alli se podia ver lo que sucedia en la tierra. Habia un panel de mandos para acercar la camara y sacar primeros planos.
- ¡¡Mirad, mirad!!- gritó, muriendose de risa- ¡mirad que ostiazo se ha pegado el Santo Padre!.
Todos se apiñaron y le vieron en la ducha, tendido, y maldiciendo como un pirata.
-Vete para alli- dijo una vieja- a ver que está haciendo la Jaci.
Javieriño movio la camara y se vio a la Jaci esnifando Maizena.
-Lo sabia, lo sabia- gritó la chismosa- esos ojos no eran de no dormir.
Contraria se abrió paso hasta Javieriño.
-Dejame a mi, a ver que hace mi hija, allí, en la Coruña.
Javieriño enfocó, y vió como su hija se estaba trajinando a un inmigrante sobre el sofá del salón.
-Ahora mira para allá- dijo un sifilitico de Huelva
-No, no, que allí pasa algo- dijo una gorda de León.
-Ahí, ahí...
-No, que...
-Para allá, para allá...
A Javieriño se le empezaban ya a hinchar los huevos.
La multitud seguia intentando hacerse con los mandos del aparato, argumentando razones y soltando codazos, pisotones y pellizcos para apoyarlos. Javieriño intentó imponerse, y acaparar el artilugio, pero un viejo de Alava le metió un dedo en el ojo, y le arreó un codazo, logrando alcanzar el control de la camara, y desviandola hacia la casa de su cuñada, para ver como hacía las lentejas, pues le salían buenísimas. Pero un tendero de Caceres logró empujarlo, y desvió la camara hacia la sede provincial de la UGT. El viejo al caer empujo a otros, y estos a su vez, hicieron lo propio. De los empujones se pasó a los codazos, y de ahí a las patadas. Los animos se encresparon cuando una menopausica Gaditana enfocó hacia Tele5 para ver a Boris en el retrete. Empezaron a volar los guantazos, y al poco tiempo aquello era una batalla campal.
Con todo el jaleo, Javieríño intentó escapar, pero para aquel entonces, la multitud ya se tiraba las sillas a la cabeza. Una de estas sillas rompió accidentalmente las puertas del purgatorio, y las animas que alli estaban, salieron y se unieron a la lucha.
En ese momento, un escuadron de angeles en formacion de combate aparecieron y ordenaron el "cese de toda acción hostil encaminada a la destrucción y/o deterioro de cualquier tipo de projimo" (textualmente). Una voz surgió de entre las alocadas masas, gritando que los angeles no eran sino el brazo armado de un gobierno tiránico y represor, despótico, yanqui, fascista e intolerante (tambien textualmente). Estas palabras enfervorizaron aun mas a las masas, las cuales cayeron sobre los angeles y los aniquilaron completamente, pasando luego a asaltar el palacio de Dios.
Algunos dias despues, se celebraba la creación de la primera Republica Celeste con la decapitación en la plaza mayor de la Santisima Trinidad
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