O T O Ñ O

Cada Otoño con matices entornasol, inspira y encanta,

a poetas melancólicos y romanticos nostálgicos

trasnochando y citando el pasado.

Este año más hermoso y glamoroso

para despedir en el presente y caer en lenta letanía

recibir y festejar los cortejos nupciales y también los funerales.

Mientras decae el calor, se enciende con fuego el color:

con rojo colcho vino, amarillo ocre y un caramelo anaranjado.

En el frió despertar, ahora sin aves que van a emigrar

en este deceso que solo será un discreto receso,

para despertar con fuerza y renovado vigor.

Después del fervor y la pasión, con el hervor de un café decantado

se allega con quietud la reflexión, al lado un fogon.

Desde el balcón contemplo extrañado a un picaflor confundido y extraviado,

el murmullo del viento, dejando caer las hojas en delicada cadencia

las que se van depositando ordenadamente en el húmedo suelo

simplemente para ser barridas.

Los retoños nacen con amores y los poemas inspiran

eterna alegria, todo el tiempo recicla y reitera infinitamente

mientras vemos alejarse a unos y renacer a otros.

En este escenario preparado, habrá carnaval todos los días,

primero se despedirán las flores de otra estación,

luego continua la función con la farándula del desnudo de los presentes

para terminar con lo prometido, un aguacero diluyendo el cuadro pintado.

Sin ceremonia esta vez se fue el Otoño en silenciosa despedida.



Autor: Armador Tepa Otoño 2003