Definitivamente se necesita mucha resistencia al estrés para tener hijos... he comprobado aquel refrán popular que reza "A quien Dios no le da hijos, el Diablo le da sobrinos".
Los escalofriantes hechos que voy a narrar a continuación no son recomendables para personas nerviosas, con problemas cardíacos y/o problemas de tensión. NO me hago responsable por las consecuencias.
Disfrutaba yo de una deliciosa copa de Merlot en el balcón de mi casa, cigarro en mano, cuando se presenta a mi lado mi sobrino. Mateo. Es un juicioso niño de 9 añitos, inteligente(eso es de familia), curioso, lo mas de despierto el muchacho... quizá demasiado.
- Tio.
- Hola Mateo, ¿Qué haces?
- Tio te voy a hacer una pregunta...
En este punto mi presión arterial se subió, una fina capa de helado sudor cubrió mi frente...
- Dime - recuerdo haber susurrado, tras tragar la saliva mas espesa que recuerdo en mi vida.
- Tio, ¿Por qué el papá de mi papá es mi abuelo?
El cigarro se me cayó, el vino me supo a vinagre, los ojos se me desorbitaron...
- ¿Cómo?
- Te pregunto que ¿Por qué el papá de mi papá es mi abuelo?
- mmm...
Si mi novia(en el caso hipotetico de que tuviese una) me hubiese encontrado desnudo en la cama con la hermana y la mamá, seguro se me habría ocurrido algo, pero en ese preciso momento mi mente quedó en blanco. Ni modo. A hacer de tripas corazón y responder.
- A ver Mateo, lo que pasa es que en la familia, hay unos nombres para llamar a la gente. Por ejemplo, tu a mi me dices tio, porque soy hermano de tu papá, al hijo de Fredy, que también es tio tuyo, le dices primo... ¿entiendes?
- Si, pero, ¿y mi abuelo?
- Bueno, a eso voy, al papá de tu papá se le dice Abuelo. Y al papá de tu abuelo, se le llama Bisabuelo.
- Aaahhh...
Un demoníaco brillo asomó a sus ojos(la comprensión), y en su carita se dibujó una sonrisa.
- Gracias tio.
- Con gusto Mateo.
Un corrientazo recorrió mi espalda desde la coronilla hasta las gónadas, mi pulso bajó y, gracias a Dios, respiré de nuevo...
Mis apreciados lectores, recuerden, es mejor prevenir que amamantar, y a quien Dios no le da hijos, el Diablo le da sobrinos... |