Negros Tacos
Sigo tu balanceo, flexible mujer.
Desde la tierra perforada
por tus negros tacos,
subo, poco a poco
por tu incansable tajo.
Oscilan, oscilan tus muslos,
tus duros muslos
bajo el ropaje ceñido,
ceñido de calor,
ceñido de respiración.
Sigo de tanto en tanto,
de tacto en tacto tus suaves bordes,
suaves, tibios y aromáticos bordes.
Sigo tus máscaras, tus dulces,
despiadadas y ardientes máscaras.
Estoy envenenado,
sin orgullo, evaporándome.
Oráculo del deseo
tu rito es el movimiento,
el vaivén de tus senos
y nalgas floridas.
Quiero seguirte por completo,
pero el misterio te envuelve,
refinada bestia.
Tu sereno rostro se desfigura
en agitadas muecas,
muecas blandas, muecas duras,
encrespadas, jadeantes,
jadeantes muecas,
sedientas muecas de placer.
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