Desencuentro. Durmió casi toda su existencia, para despertar en la partida. Negligencia. La mañana lo devolvía a esa vida que nunca había dejado: el cementerio. El más allá. A medida que soñaba, comenzaba a vivir después de muerto. Suicidio. Cerró los ojos para perpetuarse en la realidad. Espectro. Su vida sólo era respaldada por la muerte. Reencarnación. Nació después de haber muerto reiteradas veces. Cíclico. Murió ante las luces de una nueva historia: haber nacido. Resucitar. Sólo despertó para complacer infinidad de ojos extraños. Ana Cecilia.
Texto agregado el 14-06-2003, y leído por 506 visitantes. (7 votos)