Sentada junto a él como tantas veces, su presencia me cautiva. Solos él y yo, cara a cara, frente a frente. Su voz vehemente y arrulladora, su mirada profunda y azul como mi soledad, de porte imponente, majestuoso y señorial.
Me estremece, en su presencia conforto mi alma; extraña mezcla de sensaciones me arrastran a él... buscando escapar, como un imán regreso atraída por su encanto. A su lado puedo ser yo o, dejar de serlo... me mueve a voluntad transportándome de los mejores momentos a las profundas y frías fauces del averno.
Cual amante fiel, prudente acecha mi llegada y aunque no me anuncie, paciente espera resignado mi visita. Ansiosa le sonrío, buscando esa caricia salina de bienvenida, que con un hondo suspiro deposita en mi mirada.
¿Cómo no has de entenderme?, ...¡cómo no he de buscarte! si bien sabes de desengaños Pacifico amigo, viendo noche a noche por tus siete mares pasar a tu amada luna en pos del astro rey en tu inmensidad reflejada...


©eleangel