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Era muy de mañana, cuando llegó a su pequeño pueblo natal, hacia frío y el Sol apenas asomaba por las montañas. Violeta salió de la estación del tren luego de detenerse por un momento a respirar profundamente el aire puro. Con la maleta en la mano recorrió las calles de aquel lugar que le traía tantos recuerdos de su infancia. Los rinconcitos donde jugaba a la pelota con otros niños estaban intactos. Los árboles en los cuales trepaba para ver el atardecer parecían no haber sufrido el paso de los años. En fin, todo el pueblo se encontraba como detenido en el tiempo.

Tras su melancólica caminata se lamentó de haber tenido que regresar a su terruño después de tantas temporadas fuera y precisamente en estas circunstancias. La anciana que crió a Violeta como a una hija había fallecido inesperadamente, por eso ella viajó de inmediato para encargarse de todo, era la única persona que podía disponer de su sepelio.

Al acercarse a la casa de viejos y pequeños balcones, sintió la aceleración de su corazón. Entró por el zaguán y se dirigió con pasó acelerado al cuarto donde era velado el cuerpo, no pudo contener las lágrimas y rompió en llanto al ver el cadáver, la consoló y le dio el pésame la única persona que se encontraba con ella en la sala. Don Joaquín, buen amigo y enamorado perpetuo de la anciana, extrañamente se encontraba solo en el velorio, lo que motivo la pregunta de Violeta:

- ¿Qué pasa? Pensé que el velorio de una persona tan buena estaría repleto.

- Ya sabes como es de supersticiosa la gente del pueblo, alguien corrió el rumor de que en esta casa se escuchaban ruidos extraños; además, ella se comportaba de forma rara estos últimos meses, ya no salía a la calle y ni siquiera a mí me dejaba entrar a la casa y dicen que compraba una gran cantidad de comida. Las personas están asustadas, dijeron que era una bruja. Pero no te preocupes hijita ya tengo a los hombres que se encargaran de cargar el ataúd.
El entierro fue más triste de lo que se acostumbra, porque el cajón recorrió todo el camino hasta el cementerio y nadie salió a dar el último adiós a la anciana, la cual había vivido por tantos años en el pueblo, ninguno le dio el pésame a Violeta. Ella, en esos momentos, recordó porque había dejado aquel lugar, fue justamente por la ignorancia y credulidad de esa gente, defectos que a ella la irritaban enormemente.

Regresó al anochecer a la casa, habiendo acabado las faenas del sepelio, entró a su cuarto y prendió las luces de los focos gastados, el polvo lo cubría todo incluso sus muñecas y juguetes infantiles; sería imposible que duerma ahí, por lo que, se dirigió al cuarto de la anciana, se echó en la cama y se puso a leer aquel libro de cuentos del autor norteamericano que tanto le gustaba. El silencio era absoluto, a esas horas todos estarían durmiendo, esa casa sería la única que tenía una lucecita encendida. Luego, de algunos minutos de apasionante lectura, la luz de la bombilla que la iluminaba se apagó de repente sumiéndola en la penumbra. Ella no se exaltó, pensó que debía ser algún fusible viejo, se ocuparía de eso mañana, ahora sólo quería dormir. A pocos minutos de conciliar el sueño escuchó un agudo chillido que la despertó, percibió después los ruiditos de unas patitas que corrían. Ahora sí estaba asustada, pero tras ese sobresalto el silencio se apoderó nuevamente de la habitación y ella quiso volver a dormirse. Mientras las imágenes de la anciana muerta, de las casas, del entierro, de los árboles, del cementerio, de los rincones, del pueblo en su conjunto se mezclaban y diluían en su conciencia sintió como unos filudos dientes se clavaban en uno de los dedos de su pie haciéndola gritar muy fuerte. Se paró, el dolor era intenso y el chorrito de sangre que brotaba de la herida ensuciaba el pisó, trató de salir apresuradamente, pero un mordisco en la pantorrilla la detuvo, otra sabandija se lanzó a su espalda y la mordió, otra la mascó en el cuello, en ese instante, en el que se encontraba empapada por su propia sangre, supo que no había escapatoria, ya no vería la luz del nuevo día.

Texto agregado el 06-11-2004, y leído por 212 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
24-01-2005 Ah para mascotitas ja, ja, ya quisiera yo unas de ese tipo (en realidad no). Me gustó el estilo que imprimiste a este cuento, lo remojaste en “líquidos de fantasía y diversión”, digámoslo así... y esto por los elementos usados... de entrada hay un misterio por resolver: los ruidos que se escuchaban en la casa de la viejecilla eran desconocidos, se decía que era una bruja, bla bla, etc, muchas cosas se decían, pero nadie supo la verdad, esto, pienso, le viene a poner emoción; después nos das una sorpresa al descubrirnos o aclararnos, pero de manera implícita, el misterio de la muerte de la pobre abuelita, sí, fueron esos pequeños seres, que bien pudieran ser gatos (puede, por la alusión que haces al describir algunos ruidos y colmillos, bueno eso imagina mi mente), aunque no hay descartemos la posible existencia de un ser (o animal) mítico...(todo puede pasar en historias como esta). Este último punto, el saber qué serán las mentadas “mascotitas” es un elemento más a favor del cuento, me parece bien que no hayas revelado su identidad secreta, por decirlo así. Además de esto, creo que el cuento, de verdad, va encaminado, aunque muchos no puedan notarlo y me tachen de, hacia un estilo quizás borgiano... lo digo por los elementos que ya mencioné, por el hecho de tener algo de sorprendente; pero por supuesto, guardando las proporciones debidas, no vaya a creer alguien que hemos descubierto un genio, digo que simplemente “va encaminado a...”, “tiende a..”, no que es igual, hay que aclarar. Y en lo personal este estilo a mi me agrada bastante, seguramente si trabajas más (je, je, se ha visto como si yo fuera un gran escritor esta frase, ojalá y si, j eje) mejorarás, como en todo. El vocabulario que usas, siento que es variado, no repites mucho las cosas, ni trastabillas, ni hay muletillas, etc, creo que vas bien, de hecho eres mejor que yo, y debo aceptar eso, pero pronto te alcanzaré, jeje (hay que tomar en cuenta que estamos en una página de Internet para escritores amateur, no en un centro literario de alto rendimiento, je) En resumen: recalcar que disfruté tu escrito, fue bastante divertido. aquo
06-11-2004 Si no recuerdo mal, una vez te dije que sabías escribir poesía ¿Recuerdas? Hoy te dejo mi admiración por este relato, pero con una condición: su continuidad, a través de tres puntos suspensivos (...) ¿ De acuerdo? Me ha gustado mucho y no me conformo. maravillas
 
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