En la más remota oscuridad
escucho el llanto en sufrimiento
de un ángel que perdió sus alas
mientras se perdía en el espacio
y jugaba con las estrellas
a tocar el brillo que su estela dejaba
pensaba que reía y soñaba
mientras se cambiaba el sol de estación
pero hay un lado oculto
en la luna y en el alma
que muchos desconocen por temor
ese pánico desaforado que produce el dolor
cuando lo azotan con furia
y lo muerden en pedazos de miseria
guardados en el fondo del alma
en la oscuridad que produce
la soledad más sórdida y arrogante
que produce la ausencia de alas
que nos permiten volar a los supremos
envueltos en el delicado cofre
que dejaron en el aire los sueños.
En esta oscuridad te descubro
en un rincón del pantano que te cubre
y de la soledad que te estremece
en el más explícito de los silencios
marcados por cada huella
que dejó tu lágrima en el espacio lejano
y ese blanco que te adornaba
con tus alas rotas fueron ahogadas
en el mar de sangre que la tierra
dejaba entregada para ti
para que intentaras huir lejos
de ese mal que te atormenta
y que vuelve a ti
como en la belleza de la ola a su orilla
como en la tristeza de la guerra
a su muerte.
A ti te he encontrado
solitaria y lejana
absorta y perdida
en el más confuso dolor
que solo tu puedes albergar
en el lado oscuro que tu alma descubre
cuando se encuentra con ella misma
cuando se encuentra conmigo
en la misma silla del puente lejano
que se rompió cuando mi alma
dejó de llorar y empezó a gritar.

Nathalia Rojas Acacio