Como mi mundo es permanentemente ensoñación, ni me doy cuenta cuando estoy inmerso en la realidad o cuando estoy despaturrado en los brazos cálidos de Morfeo. Esto que les voy a contar entra en esta categoría y para no aburrirlos más con ociosos preámbulos, les cuento lo que me pasó. Ensoñación o sueño, el asunto es que de repente me ví sentado en una inmensa sala de conferencias rodeado de miles de reporteros, quienes –y entre ellos me incluyo- tenían la posibilidad de hacerle una sola pregunta a la enorme cantidad de míticos conferencistas que desfilarían delante de ese verdadero arsenal de micrófonos dispuestos para la ocasión. Una fanfarria poderosa nos indicó que hacían ya su entrada. Para resumir un poco, de todas las preguntas que le hice a cada uno, sólo pondré acá a aquellos que me parecen más relevantes.
Ingresó en primer lugar Drácula, el Príncipe de las Tinieblas. Las luces se apagaron y sólo se encendió un cirio negro delante del estrado, para iluminar apenas los rasgos exóticos del vampiro.
-Señor Drácula ¿Qué se siente vivir eternamente?
-La verdad es que vivir en esa dimensión es sentir lo que sienten ustedes cuando recién les han pagado su renta y miran ese calendario abyecto que se presenta con una infinidad de días por delante e innumerables pagos haciéndoles morisquetas.
-Señor Trauco ¿Ha pensado alguna vez en hacerse un arreglito?
-La verdad es que si. Incluso pedí un presupuesto a los mejores cirujanos estéticos de mi país, pero ellos cobran una barbaridad y como nosotros, las leyendas de Chile, no contamos con algún tipo de previsión (y sería bastante bueno que algún político considerase en su agenda este importante asunto) no me queda otra que esperar a ganarme algún premio grandote.
-Señor Jinete sin Cabeza ¿Es complicado para usted vivir sin su cabeza?
-No veo el problema fíjese. Muchos tampoco la tienen y lo más bien que han logrado rotundo éxito en sus respectivas actividades.
-Señor Frankenstein ¿De cuantas partes diferentes fue construido usted?
-Hum. No recuerdo bien si son cincuenta, cincuenta y uno o cincuenta y dos. Pero el asunto es que soy la suma de tantos seres que muchos norteamericanos han propiciado que la bandera de Estados Unidos se reeemplace y se ponga mi persona en su lugar porque dicen que yo soy mucho más representativo.
-Señora Llorona ¿Cuántos litros de lágrimas ha vertido usted desde que es leyenda?
-No tengo la cuenta querido, pero te diré que cho ya no soy la que era porque después de tanto chanto, una como que se aburre y quiere olvidar las penas. Cho, por ejemplo, cha no choro. Ahora río y río y algunos piensan cambiarme el nombre por el de la Chinchosa. Todo cambia querido ¿Viste?
-Señor Momia ¿No ha perjudicado su carrera el hecho de ser poco agraciado?
-Mira amigo. Todos los días cuando me levanto, lo primero que hago es mirarme en el espejo y entonces me digo –Ptas. que soy feo ¡Y eso es bueno! ¡Buenísimo! ¿Cuándo has visto tú una momia linda? ¡Si no soy modelo de la TV pues mijo.
-Señora Medusa. ¿Usa usted laca para peinarse?
-La verdad verdad es que contraté a un encantador de serpientes para que me haga los peinados. Tú entiendes ¿No?
-Señor Freddy Kruger ¿Quiénes piensa usted que son lo que permanentemente lo incluyen a usted en sus pesadillas?
-Que se yo, los políticos, los entrenadores de fútbol, Gik, un sinfín de personajes. Y eso ya me está aburriendo porque, mírame la cara ¿Merezco acaso ser un personaje de pesadilla?
-Glup.
-Señor Chupacabras ¿Es usted un ser extraterrestre?
-Soy, como todos saben un personaje mediático. Me aparezco de preferencia en aquellos días tenebrosos en que el gobierno de turno se encuentra metido en un zapato chino, cuando hay alguna importante huelga gremial o en aquella instancia en que surge algún problema de evasión tributaria que involucra a algún importante personero de gobierno. ¿Por qué crees que estoy tan gordito?
-Señor Fantasma de la Opera ¿Continúa usted asustando damiselas detrás de las bambalinas?
-¡Como se te ocurre tal cosa! Ahora soy adicto al Hip Hop, al Grunge y al Axé. Y cuando actúa sobre el escenario alguno de estos conjuntos modernos, yo me contagio y también salgo a bailar y nadie se fija en mí porque soy mil veces más compuestito que esos intérpretes que existen por estos días.
Por último, me tocó entrevistar a Mafalda, la famosa caricatura del no menos famoso Quino.
-Señorita Mafalda, pue…
-Señora.
-Bueno, señora Mafalda. ¿Puede usted explicarme que significa su frase “Paren el mundo que me quiero bajar?
-Mirá. Era una actitud de vida aquella ¿Viste? Y cuando les expresé a todos esa frase que guardo entre mis pertenencias más preciadas ¿sabés lo que pasó?
-No, no me lo imagino…
-Bue, que vinieron los milicos esos y lo hicieron parar al condenado mundo este y cho no me bajé, echos me hicieron descender ¿Viste?
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