los caballos usan pelos para su desnudez
y andan
esos tropeles
son imagen de un desierto de tierra cuarteada
y no pueden detenerlos ni siquiera las huellas de otros cascos
que estelaron también el aire
chorro rojo de un sol crepuscular
los caballos
descalabran el viento con sus crines y
al final elegido le darán todavía la vida que poseen
los caballos siembran sombra frente al sol
nada demuestran
algo presienten otean
sus ojos pueden ser un camino una brecha
un pudor
un hacia dónde
no se detienen en lo imposible
los caballos acicalan la tarde a relinchazos
como si el empuje
se hiciera a veces un solo amor que a ellos une
y fuera suficiente un sinuante arroyo
para tanto milagro
y un poco de estepa o pampa ruidada a cascos
para que al verlos
el hombre se sueñe centauro
Texto agregado el 05-11-2004, y leído por 1907
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