De pronto me encontre rodeado de gente, sus caras me parecían tan familiares,
las habia visto en la casa chica cuando era niño, en el Colegio y en algunos eventos familiares
como invitados. Ahora estaban todos mírandome con cara de satisfechos.
Junto con la frenada del carro, el conductor del tren anuncia la última parada.
Cuando intento salir, esta misma gente se pone en la parada y empiezan a gritar: Decadencia, Decadencia.
Se cierran las puertas y desesperado los miro - a donde me llevan, dejenme bajar-, les grito.
- Vamos a tu destino, la estación infierno -, me dicen riendo y festejando, mientras sus cuerpos sufren una metamorfosis.
Al llegar a la estación los andenes estaban llenos de estos mismos seres de color rojo, que aplauden y se abrazan a mi llegada.
Me veo reflejado en el vidrio y me doy cuenta que soy uno de ellos, ahora se abren las puertas de par en par y nadie
se cruza en mi camino, y ahi estaba, era un viejo sentado con un bastón en la mano, - Bienvenido, te he estado esperando desde
antes que nacieras - me dice con una sonrisa. |