Os voy a poner un ejemplo real de cómo funciona un mundo civilizado, explicaré como se cuida y protege al individuo, haciendo que éste, esté lo más cómodo e integrado posible dentro de su entorno social y laboral.
El ejemplo que pondré, tal vez no se vea en todos los grupos sociales pero es la tónica general y la particular de este caso.
Antes de adentrarnos en los aspectos humanos, explicaré brevemente la historia de un “problema”, una situación teóricamente adversa para un grupo de personas, que intenta cambiar esta situación, minimizando los efectos negativos.
El problema:
De todos es conocido que empresas con fábricas de producción continua, necesita tener trabajadores las 24 horas del día, haciendo grupos de trabajo en un sistema de turnos rotatorios, en el caso que nos ocupa, cada grupo de trabajo hará 7 días de noche, 7 de tarde y 7 de mañana, descansando 1 día entre semana y semana y 5 días al final del ciclo.
Con el tiempo, los individuos que forman estos grupos, notan cambios “irrelevantes” en su vida, como puedan ser, alteración del sueño y alimentación, irritabilidad, problemas de salud en general y sobre todo inadaptabilidad social o dificultad para las relaciones sociales y/o familiares.
La solución:
Este colectivo al creer que sus problemas provienen exclusivamente del sistema de organización de turnos (tengamos en cuenta que el nivel cultural e intelectual de este colectivo no es suficiente para determinar el verdadero origen del problema) y sin tener ninguna base científica, ni médica, y sin haber sido probado con éxito en ningún otro colectivo, se aventura a proponer a su empresa, a través del comité de empresa que los apoya incondicionalmente, a cambiar a otro sistema de rotación “más cómodo y saludable” basado en cambios de turno cada 2 ó 3 dias e invirtiendo la rotación, o sea mañana/tarde/noche.
La empresa rápidamente (en poco menos de un mes) hace un estudio exhaustivo de la propuesta, informándose en los medios adecuados, arrojando un resultado claramente perjudicial y contraproducente para sus empleados. Después de transmitir los informes del estudio y ante la incredulidad y excepticismo de los trabajadores (pués no llegan a comprender siquiera la información que les ha sido facilitada), la empresa les permite realizar el calendario propuesto, instandoles a que hagan una prueba durante un año, antes de decidirse definitivamente.
Tanto es el error de la solicitud del colectivo, que este cambio supone una reorganización de los individuos para formar los grupos de trabajo, rompiendo las interrelaciones de dichos individuos.
La empresa percatandose de este inconveniente, intenta minimizar las consecuencias negativas contratando a una empresa especializada en relaciones sociales y laborales, la cual, conjuntamente con la empresa y los jefes de cada grupo, crean los nuevos grupos de trabajo, intentando disociar los grupos anteriores lo menos posible e incentivando a los posibles perjudicados con los cambios con ascensos u otros tipos de incentivos. Además de estudiar los casos particulares de cada posible “inadaptación a un grupo determinado” o cualquier otro tipo de conflicto, haciendolo cuadrar perfectamente sin dejar de lado las necesidades de la producción.
Con este ejemplo se demuestra claramente que la empresa, consciente de que uno de sus mayores valores, está en sus empleados, intenta con todos los medios a su alcance, obtener la situación más ventajosa, en la que paradógicamente no le ha supuesto ningún coste, fuera de los gastos de estudios del problema. |