Trémula y roja vive su condena entre barrotes blancos vigilada, queda y muda entre las tinieblas nada urgente liberarse de esta pena. Instante de luz de una boca ajena enardece su pasión controlada relamiendo miel hasta la alborada ósculo cálido de luna llena. Apenas se despiden las estrellas bajando sus párpados con un guiño exclaman amor labios antes presos. Son sensaciones líquidas, ¡tan bellas! oye el silencio y escucha el cariño son besos, besos, besos, besos, besos.
Texto agregado el 05-11-2004, y leído por 133 visitantes. (3 votos)