Sinceramente el Hada no entendía. ¡Cómo era posible que se deperdiciara un deseo tan bueno, así, como si nada!, pero como no era su problema, sólo movíó su varita mágica y ¡¡PLAFF!!, deseo concedido...
La Gata sólo esbozó una sonrisa. por fín tenían lo que tanto había anhelado por tanto tiempo. Salió de su habitación y todos se dierón cuenta de su cambio. Era raro que ella sonriera, de hecho nunca lo hacía, pero ahora se veía radiante.
Y el deseo?, ¡qué simple era la vida!, ¡qué simple era ser felíz...! Ni todo el dinero del mundo podría haber producido aquello en ella, ni el poder, ni nada que cualquiera ubiese deseado...
Ella sólo había deseado esperanza y sonrreir, más a menudo...