Tres animalitos que hacen oink ( con la aparición estelar de un Canis Lupus)
Érase una vez tres cerditos que además de ser cerditos, eran hermanos. Uno era muy listo, otro era de inteligencia media y otro era diferente.
Cómo todos sabemos, los cerditos tienden a fabricar sus propias casas, porque les resulta fácil ponerse a dos patas y usar sus dos pezuñas delanteras para trabajar con herramientas que necesitan pulgares oponibles en las extremidades implicadas en dicha manipulación, por lo que nuestros amiguitos protagonistas se pusieron manos a la tarea. El cerdito diferente era la oveja negra de la familia: Vicioso, vago, bohemio... Incluso las malas lenguas intentaban decir que era una especie de artista (digo intentaban porque claro, las lenguas por sí solas no hablan, necesitan formar parte de un aparato bucal más o menos funcional)... Total, que eso de currar no le iba mucho, y cogió cuatro cañas del suelo, las ató con una cuerda de chorizo (también era algo caníbal al parecer, aunque nunca lo sabremos con seguridad) y fingió haber construido algo semejante a un hogar.
El cerdo de mediana inteligencia, que además era el mediano de los tres, es decir, no era ni el más joven ni el más viejo (el más joven era el diferente, el más viejo era el otro), pensó: "Bueno, si mi hermanito diferentito hizo una casita con cañitas y una cuerdita, y mi hermanitito mayorcitito hicito unita casitita conito materialitos muchito buenitos, yo tendré que hacerlo con materiales medios...digooo, medianitos. Así que ni corto ni perezoso (claro, tenía que ser medio y equilibrado, por lo menos) construyó una casa de madera.
El cerdo más grande de la hermandad, que además era el más sabio, el más trabajador, y en fin, el "más" de todo...(lo que implica que era el más bueno y el más malo...qué paradoja!!!), construyó una casa con ladrillos de calidad superior.
Cuando ya estaban los cerdos a su rollo, apareció el lobo. Con el cerdo gilipollas (bueno, dije diferente, pero ahora me doy cuenta de que era gilipollas, la verdad) no tuvo problema. Apartó las cañas de un manotazo y de un mordisco desgarró su garganta. Primero se bebió toda la sangre que pudo antes de necesitar volver a respirar, y luego, cuando el cerdito gilipollas aún bizqueaba entre la vida y la muerte, desgarró su barriga y devoró sus vísceras.
Con el segundo cerdito llegó a un acuerdo: El lobo usó un taladro de los güenos, entró en la casa, y le dijo: "Mira, cerdo, si me ayudas a entrar en la casa de tu hermanazo, te perdono la vida y no le digo a nadie que eres una medianía"... La verdad es que el cerdo mediano veía como los colmillos del lobo chorreaban sangre, y como se dió cuenta de que no tenía nada que perder a parte de su vida en aquel mismo momento si no hacía lo que el lobo le pedía, accedió a ayudarle desinteresadamente.
De camino a casa del cerdo mayor, el lobo empujó al cerdo mediano contra un árbol, dejándolo en el suelo con el cuello roto y retorciéndose de dolor. Nuestro hermano lobo pensó: "Ja ja ja. Mañana vendré por ti, total, estarás muerto o paralítico...", y se dirigió hacia la casa de ladrillitos, porque cuando dijo aquello de necesitar ayuda al cerdo medianía era para burlarse de él... Es decir, no necesitaba su ayuda para entrar por una ventana abierta de la casa del cerdito más grande(estos cuentos siempre suceden en días soleados y primaverales). Tampoco necesitaba su ayuda para encontrar al mayor de los hermanos de espaldas, ni para morderle en la nuca, ni para observar como moría entre espasmos de dolor ...
En aquellos momentos se pudo escuchar durante largos minutos y a varios kilómetros a la redonda un ruido muy gracioso :"oink,oink,oink", y el día terminó con una orgía animal entre todos los habitantes del bosque que quedaban vivos, una bacanal en la cual el primer plato fue cochino asado con manzana en la boca.
Y colorín colorado, el morro del lobo ha quedado!
FIN
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