Me siento impotente, me gustaría tener la posibilidad de elegir,
de poder cambiar a cada uno de los “colombianos”, de los “barranquillero” que se atreven a herir a mamá, a mi mamá, a mi hermosa Barranquilla,
cambiar a cada uno de los que sin ningún cargo de conciencia se atreven a tirar un papel en la calle, a talar un hermoso y frondoso árbol, generador de aire, sombra y belleza, para construir una edificación...
Me siento impotente, quisiera poder estar en todos lados para pedir que seamos ciudadanos de verdad y para evitar que se siga muriendo mamá...
Barranquillar, ese es el verbo de hacer Barranquilla, de sentir o tener al menos un poco de sentido de pertenencia por nuestra ciudad,
POR FAVOR, es el momento de que barranquillemos, de que luchemos por hacer que Barranquilla sea esa hermosa flor que sobresale en medio de este inmenso desierto llamado mundo, que nosotros mismos nos hemos encargado de construir, haciendo poquito a poquito crecer este jardín, comenzando por Barranquilla y continuando en ciudades vecinas y no vecinas, haciendo de Colombia un hermoso jardín de flores...
No dejemos que muera mamá,
agotemos los recursos, ideas y pensamientos,
pero mamá tiene que vivir, para que nuestros hijos, nietos y demás,
jueguen con ella, vivan en ella, pero sobre todo para que la vean cada vez más linda, como si el tiempo no la tocara ni le afectara, lejos de la guerra, de los robos y asesinatos, lejos de la gente inculta que apuñala a nuestra madre, creándole una herida que normalmente demora en cerrar, pero que muchas veces no cierra, lejos de la contaminación, apartando esa sobre polución que cada vez se mete más casa, para que no se le dañen los pulmones a mamá...
Lo único que le pido a mis hermanos y a Dios con todas mis fuerzas es...
... ¡¡¡QUÉ NO MUERA MAMÁ!!!