Parece que los árboles asoman con cierta melancolía su brisa suave y encantadora...
mostrando ciertos colores que esconde el corazón que hoy te escribe
y te quiere...
Su belleza se pierde en cada hoja que se mueve al compás del ritmo de la vida
de la amplia existencia que poseen y esperan
en el manto de tierra que los envuelve y los libera de sí mismos
bajo un cielo que esconde las estrellas entre nubes grises y espesa niebla
que hoy se expande en un corazón sin fuerzas para liberarse...
Tu otoño cae como vino a las calles que me abarcan y me asoman
a las flores que el tiempo despejó hace años
y las regaló a tu orilla de arenas del viento y de mar de escarcha
que se alejaron de mi morada silenciosa
y se acercaron a tu piel para contemplar y rozar
lo que hoy está lejos de mi... y cerca de ti...
Quisiera poseer hoy uno de tus minutos de silencio
y albergarlos en la bodega de soledad que el tiempo ha empolvado
ligarlos con la mano que te acaricia y te llena de un amor
que hoy deseas tener... y que yo deseo obtener
la vida ha esperado miles de años para encontrarte en mi corazón
y guardarte en una caja de especias elaboradas
por artesanos de suma experiencia y manos de cristales avanzadas
por la edad y la suma que hoy han construído en la alacena
que producen un dolor y una ausencia de tu esencia
que junta un árbol de belleza exquisita y de aves volando
con un cielo que nos bombardea de estrellas sin ser vistas
y de suspiros quietos sin ser escuchados...
Un solo suspiro cruzará toda especie de maleficios
y de palabras envueltas en el mas duro de los silencios
para llegar a la cercana orilla de tus labios
y de tu piel que contempla la mía en noches de bohemia
para entrar a ese otoño perdido y adorado
que tu corazón ha preciosamente guardado
para la soledad del mío y de mi espíritu
que hoy van a dormir sin mi...
pero anheladamente... contigo...

Nathalia Rojas Acacio