La confección de los códices de los "milagros" se efectuaba, grosso modo, de la siguiente manera. El peregrino narraba su "historia" en público. Posteriormente, un religioso se encargaba de examinar el relato y las pruebas aportadas y, en su caso, de redactar el "suceso sobrenatural". En los códices aparecen 857 "milagros" fechados entre 1510 y 1599, la mayor parte de los cuales datan de los primeros cincuenta años de ese periodo. De los 857 "milagros oficiales" del periodo 1510-1599, las curaciones y resurrecciones representaron el 51,5 por 100, las liberaciones de cautivos y prisioneros el 18 por 100 y las "protecciones" y "asistencias" el 30,5 por 100. Como el primer grupo resulta común a todos los santuarios marianos, las auténticas "especialidades milagrosas" de la Virgen de Guadalupe se hallan dentro del segundo y tercer grupo.
Enrique LLopis Agelán
En el patio porticado del monasterio de Guadalupe (Cáceres) cuelgan una colección de oleos de grandes dimensiones cuya temática son los milagros de Nuestra Señora de Guadalupe. La colección sin valor artístico es, sin embargo, un excelente catálogo de las maravillas de la Virgen. En la parte inferior de cada cuadro se puede leer, salvando las dificultades de castellano antiguo, una síntesis del milagro recogido en el códice. De entre ellos llama la atención un óleo (el milagro 215 según he sabido después) en el que se ve a un grupo de Jerónimos repartiendo hogazas de pan a unos agradecidos y harapientos campesinos. La Virgen majestuosa en la parte superior parece bendecir el escenario.
En la parte inferior del cuadro se puede leer que el milagro consistió en lo siguiente:
Cinco años de rigurosa sequía habían sumido a los habitantes de la aldea que rodeaba al convento en una hambruna que ayudaba por la peste había diezmado la población. Los campesinos, sabedores de que los Jerónimos acumulaban víveres más que suficientes debido a las abundantes donaciones de los fervientes nobles, decidieron asaltar el convento. Los Jerónimos rechazaron el primer ataque y se negaron al avituallamiento. La segunda carga de campesinos era inminente. Entonces un monje salió ondeando la bandera blanca y anunciando la última aparición de la virgen que conminaba a los monjes a donar a los campesinos toda su despensa, prometiendo a los Jerónimos abastecimiento divino. Los campesinos clavaron su rodilla en tierra y devoraron la despensa de los Jerónimos. La hambruna aún duró tres años y la totalidad de campesinos murieron o huyeron, mientras que los monjes no pasaron ningún apuro bien pertrechados por la Virgen.
Imagino que el narrador del milagro debió de ser un rechoncho Jerónimo.
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