Por cada instante que cierro los ojos llegan aquellos recuerdos que siempre he querido olvidar, aquellos recuerdos que me han llevado a hacer esto, aquellos que me tienen aquí tirado sobre el suelo agonizando tras mi último aliento, tras mi último momento de desesperación y debilidad.

Sólo puedo imaginar que lo peor va a ser morir en un rincón dónde nadie me reconozca, dónde me encuentre sólo a merced de la esperanza, dónde sé que nadie va a ayudarme y dónde nadie botará una lágrima de dolor por mí; ahora sabré que mi vida entera ha sido en vano, ya que nadie me recordará.

Estos últimos segundos de vida son los peores porque acabo de ver mi patética vida cruzar ante mis ojos y me he dado de cuenta que ya no existen recuerdos felices, que nunca ha existido amor hacia amor hacia nada y hacia nadie, que no supe lo que es haber conocido a alguien que realmente supiera apreciar lo que era ser yo, o lo fácil de que era llegar a comprenderme.

Ahora sólo sé que no sirvió de nada haber vivido, porque en este momento sé que una vida sin felicidad no es vida, que yo nunca fui nadie ante las personas que me rodeaban, que hubiera sido mucho mas fácil tratar de abandonar todo antes de hacer una lucha en vano ante la sociedad.

Mi corazón está a punto de dejar de latir, pero me doy cuenta que es muy tarde para abrir los ojos, así que sólo queda cerrarlos y desear que nadie caiga en la desgracia que yo he caído.