Inicio / Cuenteros Locales / sendero / El obsequio
El día que me bautizaron, el agua derramada sobre mi cabeza se tiñó de un azul celestial. El cura vaticinó que sería un santo. Crecí dando bendiciones, escuchando los rezos de las beatas y recogiendo las limosnas cada domingo. La gente veía en mí una esperanza y confiaba en que diese el fruto anhelado.
A lo lejos estaban las palomas arremolinadas en la plaza y la tibieza de un sol invernal calentaba mis ojos cuando la vi. Su negra cabellera bamboleaba al ritmo de las caderas. Apreté el paso y antes de que se perdiera entre las casuchas donde la risa y la música se fundían, distinguí su perfil de aceituna, sus ojos brillantes y sus cejas cerradas. La busqué. Me aficioné a tomar cerveza y lograba entreverla cuando mi entendimiento tenía el claro de la penumbra.
Hoy tengo los ojos uviformes, los párpados inflamados y la lengua tostada de tanta caña. Las beatas al verme se persignan y me sacan la vuelta; el párroco no me mira; la gente alza los hombros y cabizbaja continúa su camino. Sólo los niños me hacen bulla. Me cercan y gritan:
—Agárrame borrachito, agárrame, mira que soy Lucerito.
Intento decirles que Lucerito es mi novia y que vive en mi corazón. Se ríen. Me enojo y trato de sujetarlos. Sacudo la cabeza, respiro hondo y los persigo. Uno de ellos pasa entre mis piernas, trastabillo y caigo en la zanja donde la puerca de doña Clotilde duerme entre el lodo. No puedo levantarme y amanezco abrazando al animal. Lucerito es lo que me escucho decir.
La luz del sol doraba las hojas de los árboles, el viento corría suave entre el maizal y en la falda del cerro brotaban los amarillos que como rulos caían testereando el pardo de las rocas. Sentado en la orilla del rio bebía el aguardiente que me obsequió la beata mayor, me dijo: “ Es bueno, posee la pureza del alcohol de la madera donde los nudos tienen las huellas de Dios. Podrás ver tus colores preferidos cuando te falten cinco tragos para vaciarla.”
Al lavarme la cara el agua caía como el azul de la gloria, la rana marina brincaba sobre los índigos de la arena. El agua sacaba espumas añiles y al observarme: los dedos tenían el color cerúleo. Llevé la mirada hacia los montes y los árboles garzos se confundían con el cielo. Escuché mi nombre desde esa inmensidad y caminé hacia el lugar. Corría el viento haciendo sonar las campanas y me vi entre las palomas que al escuchar el estruendo de los cuetes volaban asustadas. Yo Aleteaba por la torres de la iglesia, pero a diferencia de ellas nunca regresé a comer migajas.
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Texto agregado el 03-11-2004, y leído por 557
visitantes. (19 votos)
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Lectores Opinan |
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29-06-2008 |
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Triste historia extraordinariamente narrada.
Una mirada tierna en el profundo dolor de quien no se puede expresar.
Gracias...
***** flop |
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12-02-2005 |
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Muy mágicas las imágenes.Y bonito el levantar vuelo y no volver. Mis estrellas para ti merche |
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26-11-2004 |
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Pues que triste final de esta tierna criatura, pues eso refleja como el mundo y el destino son tan cambiantes y tan intempestivos, como un accidente o la mismisima muerte, bueno en en fin este cuento merece 100 lastima que solo tengamos de opcion 5, un abrazo maestro, y mis eternos agradecimientos. Aramis |
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11-11-2004 |
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Rubén: ¡qué bueno! ¡Eso es vida, lo que cuentas! Pero soy un generoso con las pobre beatas: pensabas que serías un santo, pero pobres, ¡maquillado!. Y sospecho que eres de los otros, de los reales, de los de carne y hueso. Me gustó muchísimo este relato. Gracias, Rubén. islero |
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11-11-2004 |
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Rubén: ¡qué bueno! ¡Eso es vida, lo que cuentas! Pero soy un generoso con las pobre beatas: pensabas que serías un santo, pero pobres, ¡maquillado!. Y sospecho que eres de los otros, de los reales, de los de carne y hueso. Me gustó muchísimo este relato. Gracias, Rubén. islero |
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10-11-2004 |
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Rubén, siempre nos metes en la magia de lo que está más allá de la razón con tu prosa poética llena de misterios. Un placer leerte. Un abrazo, Miriam miriam-chepsy |
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10-11-2004 |
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que obsequio!!! que nos das mi amigo un bello cuento hecho para reflexionar... y volar
un abrazote
Gloria nito |
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08-11-2004 |
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Las esperanzas se pierden cuando lo que deseas no es justamente lo que te llega. Luego es tarde para enmendar lo deshechado. Un saludo franlend |
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07-11-2004 |
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Un obsequio imperdible. Para leer y gozar una y otra vez. La vida tiene sus cosas y sus misterios, a veces indescifrables, otras veces embriagada de mística. Un personaje que en su bondad se subleva a cualquier olvido y trasciende en su meta y se diluye en libertad. Shou |
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06-11-2004 |
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Muy dulce, mis estrellas. maira |
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04-11-2004 |
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Nunca antes te había leído, Rubén. Una amiga que es como una hada madrina me ha guiado hasta tí. Este "obsequio" es un regalo. Enhorabuena. akim |
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04-11-2004 |
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LLeno de mágia en su contenido, bella forma de narrar esa vida por un tiempo perdida entre las sombras, para luego alzar el vuelo y desde la libertad volar. Un placer siempre leerte. Besitos. airedevalencia |
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04-11-2004 |
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Bonito y tierno cuento con un muy buen final. Un saludo de SOL-O-LUNA |
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04-11-2004 |
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Fantástica mirada hacia el centro del ser humano, allí donde todo es lucha constante por renacer... Un abrazo con estrellas. neusdejuan |
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04-11-2004 |
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bello cuento, coincido en que es para leer y releer, está plagado de poesía, es una belleza
estrellas y cariños india |
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04-11-2004 |
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uffffffffff esto es una maravilla, Rubén... de verdad que llevo varias leídas, y todas me han encogido por dentro. Cómo dominas la prosa poética... cómo cuentas la historia, historia que se va derritiendo como en cascada, diluyéndose para luego salir volando... sin retorno. Magnífico. Un besazo. anapolar |
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03-11-2004 |
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Esto es para leerlo dos veces, y tres, y mil, y no cansarse nunca...es perfecto yoria |
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03-11-2004 |
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Senderito. Nunca te ha bastado hilvanar historias, colorear calles, descifrar vidas. No, no te ha sido suficiente. Llegas hasta el fondo, tocas las emociones. Si, así es, cuando te leo, algo se remueve en el pecho, y me digo "la cotidianidad y sus dolores" ¿Cuantos de nosotros no hemos visto seres semejantes sin mostrar una pizca de interes por ellos? Me subyuga tu prosa bondadosa, humanista. Mi respeto a esta particularidad tuya y mis besos a tu alma infinita. Eu kitty |
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03-11-2004 |
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La vida es un acertijo, un remolino de mil vueltas con distintas caras. Nada está dicho y lo único seguro es la muerte. Tu personaje es un ser olvidado, con un solo tesoro en el corazón, un tesoro que le lleva al fin y le acompaña hasta las últimas consecuencias. Me gusta como está narrado, hay fantasia en las descripciones y mucha poesía. Un abrazo compañero. meci |
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03-11-2004 |
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Que tierno!... me ha gustado mucho... Te dejo mis estrellas y un beso...
Debbie |
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03-11-2004 |
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Este relato tiene lluvia y tú entiendes mi lenguaje. Verdaderamente hermoso;un personaje de alma pura pero marginado. Una estampa cotidiana en cualquier calle de este mundo. La prosa la manejas con maestría y encanto. Besos y mi lluvia de estrellas. Dainini |
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