¿ Acaso oyes mi invitación?
A veces se presenta en forma de silencio,
en el pasado simplemente sonreía con una mirada triste,
pero esta noche fué de hielo y lluvia,
en mis ojos, mi rostro y un par de manos inertes de fuego. De fuego y calor.
Estás tú,
bello mago y triste poeta.
tú, en medio de mis rarezas y mis dudas.
Mi alma, de amor no se atormenta,
y vive lejos de la tierra,
en un insólito bosque de ninfas y flores que en las noches admiran la luna eterna.
Del amor sé muy poco
y de la soledad, ¿Qué puedo decir?:
he visto su rostro.
y tu?,
¿Que historias me contarás?
¿Qué trucos nuevos me mostrarás?
¿Qué versos recitarás?
¿Acaso sobre alguna huella en tu cuerpo? o
¿Alguna esquirla de algún recuerdo que te punza el corazón cuando vas a dar un beso?
Ya sabes que de mí, no hay nada por decir.
El aroma a muerte se ha ido,...
atormentado y frágil voló por los fuertes rayos del sol.
Espero paciente desde la oscuridad,
algún dia, poeta
algun dia, ¿vendrás por mí a mostrarme otra clase de lugar?
Así sean solo versos que rimen con el viento,
O paisajes que dibujes con tu lienzo.
Ten cuidado con el estuche negro que cubre mis heridas.
Heridas de ausencia y desidia.
No te asustes por la negra piel que adopto cada día,
como el ave nocturna que bajo sus plumas oscuras guarda su flor favorita.
Ya me conoces,
soy así.
Como el viento en una noche fría.
Como la flor que nace en el desierto,
la cazadora fiel, que guarda su castidad
y el ave que vuela toda la noche en busca de su luna.
Como el blanco y el negro de las paredes de un corazón vacío que a veces grita,
y que no entiende el amor
ni su presencia pasajera
ni el apetito que lo domina.
...
¿acaso oyes mi invitación?
Ven y quédate.
Amigo poeta y mago haz de ser.
A separarnos de la corriente de la vida por un rato.
A volar lejos de esta tierra que suele ser tan irreal
y partir la aflicción que nuestras almas han de tener.
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