Levantaré un castillo,
De adoración en mi corazón,
Para alabarte sin césar,
Glorificarte sin desmayar,
Amarte más allá.
Edificaré un gran altar,
De gloria y honra para ti,
Donde me sienta feliz,
Hablando de tu grandeza,
Explicando tu belleza,
Comentando tu majestuosidad,
Eres en realidad,
El Dios de la eternidad.
También una trompeta,
Será mi garganta completa,
Para alabarte con libertad,
Y a toda boca llena,
Eres quien entregas,
Al mundo la verdad.
Entregaste a tu único hijo,
Quien se identificó,
Como la verdad y la vida,
Así buscaste una salida,
Para salvar a la humanidad,
Eres fenomenal,
Nadie lo puede refutar.
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