Gente pálida que no conocía salieron un día del lago, caminaron por la playa al bosque, nada los frenó, entran en silencio a los árboles, ya no los veo, se pierden en esa sombra, y ya no volverían, y yo no los conocía, nadie los conocía por acá, del agua a los árboles, ese ruido de las ramas, lo que se mueve al viento.
Pasaron ciertos años, el balneario no estaba en su mejor momento, yo tampoco, ese día estaba reposando en mi desteñida toalla en la desierta playa cuando vi, que los mismos que una vez entraron, ahora salían, con el mismo frío silencio, del bosque al lago, y se perdieron agua adentro, tan tranquilos, no flotaron, no hablaron, se fueron como una piedra al lago, y yo nos los conocía, nadie los conocía por acá.
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