Buscándome en busca de un perdón, me encontraste sumergido en un mundo distinto. Éste mundo llenaba cada parte vacía de mi cuerpo, eliminando para siempre todo el sufrimiento y la angustia que me asfixiaba, como consecuencia de una traición. ¡Culpable ésta de un suceso mortal! Ahora tus ojos expulsan remordimientos que empapan tu delicado rostro y que sólo consiguen ahogarme más. Estando muy cerca de ti, la vida separa nuestras almas y nos hace estar aun más distantes. Ahora sólo pensaras en mí, al rezarme una oración cada noche...