A Eva
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Mientras en la ciudad reinaba el silencio y la penumbra nocturna, en el parque dos jóvenes enamorados se confesaban mutuamente sus sentimientos... Aunque no por mucho tiempo: Un ser, vestido de negro, con alas negras como las de un cuervo, empuñando una afilada espada atacó a los dos jóvenes, matando a la chica, mientras el joven quedó inconsciente en el suelo, hasta que le encontraron al día siguiente.
Tras dos días en el hospital, el chico despertó dando alaridos de terror; el psicólogo del hospital le preguntó qué era lo que le aterraba y él dijo: “El ángel oscuro”. Nadie le creyó y le devolvieron a su casa.
Con el paso del tiempo, el joven se volvió a enamorar. Y comenzó a relacionarse con aquella muchacha, y un día, por la noche, en un parque, mientras se confesaban su amor, el ángel oscuro volvió a atacar, matando a la muchacha y dejando inconsciente al joven durante tres días.
Al cuarto día, cuando despertó, lo volvió a hacer dando alaridos y llorando; parecía que no se le estaba permitido amar. Fue llevado de nuevo al psicólogo del hospital, el cuál volvió a formular su pregunta, a lo que el joven contestó: “El ángel oscuro... Siempre viene...” Y se calló.
Pero he aquí que se repitió la historia una tercera vez; el muchacho, se enamoró; entabló una amistad profunda con la chica a la que amaba; volvieron a ir al parque y él comenzó a confesar sus sentimientos. Y he aquí que volvió a aparecer el ángel oscuro, con sus negras alas, sus negras vestiduras, su reluciente espada, ahora manchada de sangre de la chica que estaba con el joven; y éste lloró.
-¡¿Por qué?! –preguntó furioso-. ¡¿Quién eres tú para matar a quienes amo?!
-¿Qué quién soy? –respondió el ángel-. Por desgracia para ti, yo soy tu corazón.
Y caí inconsciente.
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