Tu piel vacía y vacío tu esqueleto
Se mueven dentro de mi cuerpo
Como una avalancha de gusanos
Devorando tu corazón muerto
Tus manos se apresuran en mi vientre
Sucias como las de cualquier callejera
En tus venas ya ni sangre queda
Sólo el sudor de tu última presa
Cuantas piernas ultrajó tu lengua
Y lo que late entre ellas
Cuantas sábanas manchaste
Con tu obscena inmundicia
Vomitaste lo poco que quedaba de tu cuerpo
En el callejón donde vendiste tu alma
A un par de pastillas y sucio sexo de por vida
Hoy no sos otra cosa, más que el accesorio de un poste de esquina.
Texto agregado el 01-11-2004, y leído por 206
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