Soy bosque matinal
que espera
con húmedo
rocío, ver batir
tus alas y aterrizar
en uno de mis árboles.

En silencio espero
en silencio vuelas.

En silencio amamos.

Soy bosque matinal
que siente tu llegada
y con suaves movimientos
se disipa la neblina

entonces eres sol
hasta la tarde y
ya en el ocaso
te conviertes en luna

y yo en obscuro bosque
con luciérnagas sutiles
que bailan inmersas
en tu baño
de plata
que cubre mi silencio.

Y mi silencio se funde
a tu luz de argentino
brillo.

Y tu silencio se hace mío
al fundirse en la quietud
de mis árboles.

Y nuestros silencios
ya no son nuestros:
pertenecen a los amantes
que vierten en la convicción
de lo que no se vé
la quinta escencia
de sus amores.

Es por eso que soy
bosque verdeante.

Para que tus ojos
se pierdan en mi follaje
y se queden eternos
en cada yerba, hoja y
luciérnaga danzante.